El armario de miedo
Faltaban quince días para
la Navidad, el centro comercial abría sus puertas para que los niños pudiesen
ver a Papa Noel. Estaba decorado con adornos navideños, del techo colgaban
guirnaldas, bolas de colores, estrellas.
Había abetos decorados en
cada esquina y la zona donde Papa Noel iba a recibir a los niños estaba
decorada con renos, pajes, luces de colores y un gran sillón rojo.
Abel estaba en el medio
de sus padres, nervioso, estaba deseando que aquellas puertas se abriesen y
estaba deseando ver a Papa Noel para decirle todo lo que quería.
Esa noche no había podido
dormir y fue el primero en estar preparado para salir de casa. Se había portado
bien para que sus padres no se enfadasen y lo castigasen con no ir a ver a Papa
Noel.
Las puertas del centro se
abrieron y todos comenzaron a entrar para ponerse en la cola de Papa Noel, Abel
pensaba que estaban muy atrás y que tardarían mucho en llegar, intentaba
soltarse de la mano de sus padres y no lo conseguía, quería ver cuanta gente
había delante y si le daría tiempo a llegar.
En unos segundos se soltó
de la mano de sus progenitores y comenzó a correr por el medio de aquellas
personas. Su padre echó a correr tras él, llamándole para que se diese la
vuelta, pasaron otros cuantos segundos y Abel ya no podía oír a su padre,
estaba corriendo mirando hacia atrás y se había perdido, había muchísima gente,
no podía ver a Papa Noel, no podía ver a sus padres.
Durante unos diez minutos
estuvieron buscándolo y se asustaron al ver que no aparecía y que nadie lo
había visto, avisaron a la seguridad del centro comercial y las puertas del
local se cerraron para que nadie pudiese salir. Todos comenzaron a buscar a
Abel, lo llamaban por su nombre, miraban en los lavabos, en las tiendas, en el
parking, en las terrazas, Abel no aparecía.
Una hora desesperante
para esos padres, no sabían que más hacer, en poco tiempo se había habilitado
un dispositivo de búsqueda.
La madre de Abel sufrió
una crisis de ansiedad y tuvo que ser tratada. Durante otra hora recorrieron de
nuevo todo el centro comercial, revisaban todos los vehículos que salían del
parking, era un caos de gritos y voces.
El padre de Abel estaba
en medio de un pasillo gritando el nombre de su hijo, sus ojos estaban llenos
de lágrimas cuando un niño de unos cinco años se le acercó y le dijo que Abel
estaba en el armario del miedo, que estaba a salvo y que no saldría hasta que
todos estuviesen callados. Con la cara
desencajada, miró a aquel niño, y no supo si fue la desesperación, la impotencia,
pero le creyó, le preguntó dónde estaba el armario del miedo, el niño con su
inocencia le respondió que no podía decirlo, era un secreto, solo para los
niños perdidos, le dijo que allí no tenían miedo, el armario los protegía.
El hombre sin nada que
perder se acercó a las autoridades y les pidió por favor que dejasen de hacer
ruido, que no le llamasen, que todo el mundo se callase. El jefe de policía lo
vio tan desesperado que sacó a todo el mundo de aquella parte del centro comercial
y ambos se quedaron solos, esperando no sabían lo que.
Diez minutos más tarde se
escuchó una voz asustada: “¡Papá, Papá!, ¿Estás ahí?”.
—¡Abel, hijo mío!, estoy
aquí, cariño, estoy aquí.
—Papá, tenía mucho miedo,
un niño me dijo que me escondiese para que no me pasara nada malo. Papá, cuanto miedo tenía.
—Ya estoy aquí mi amor,
ya estoy aquí, ya paso todo, ya estamos todos juntos otra vez.
—Papá, allí dentro le
pedí a Papa Noel, que no me dejase solo, que te ayudase a encontrarme.
—Ven mi amor, vamos a ver
a mamá, ¡ay mi vida!, que susto, qué susto tan grande.
El padre de Abel, busco a
aquel niño y no lo encontró, nunca supo nada más de aquella criatura, sin
embargo, mirando al firmamento, dio gracias infinitas.
Más tarde se enteró de
que había una leyenda que contaba que años atrás, antes que ese centro
comercial existiera, un niño se escondió en un armario del sótano, porque había
tenido miedo y sus padres no lo encontraron nunca. Cuando se derribó el
edificio fue encontrado su cadáver, llevaba quince años atrapado en ese armario
y ahora cuidaba de todos los niños que se perdían.
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Thank you very much Daniela Silva.
ResponderEliminarKarolina M, thank you for your comments. I have seen your blog and I like it, I follow you.
ResponderEliminarImaginar un "Armario del miedo" puede evocar la idea de un lugar oculto o secreto donde se guardan los temores más profundos y oscuros de una persona. Este concepto se ha utilizado en la literatura, el cine y otras formas de arte para representar los miedos internos o las pesadillas de los personajes.
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