El cuarto oscuro
Disponer
de una estancia para abstraerse del mundo exterior y poder recrear sus
instintos más salvajes, le producía una emoción indescriptible. Desde lo más
profundo de su ser, reconocía que llevaba años deseando aquel cuarto oscuro
donde llevar a cabo todas aquellas ideas que a lo largo del tiempo se
proyectaban en su mente.
Algunos
pensaban que era una persona rara, extrovertida, incluso en algunas ocasiones
notaba miradas de miedo y de desprecio. El miedo no sabía por qué, y el
desprecio posiblemente era por su forma de ser, de vestir, de decir las cosas,
de no aceptar la convivencia tal y como se planteaba en la mayoría de la
sociedad.
Él
era un ser distinto, creativo, soñador, y si, se había intentado adaptar a un
mundo que no era el suyo, a una sociedad que no lo entendía, a una rutina que
lo sumergía en un estado de depresión, a unas normas impuestas por hombres como
él, que lo único que intentaban era crear grupos de personas afines a sus
intereses.
Una
mañana se levantó y decidió que haría aquello que llevaba años evitando, le
mostraría al mundo que se podía soñar, realizarse en todo aquello que para
algunos podía ser una aventura y para otros una ruina.
Dejó
todo atrás y construyó su cuarto oscuro, treinta metros cuadrados, donde
estaría a solas, con lo que consideraba que ya era la oportunidad de disfrutar
de los momentos que le producirían una plena indemnización por el tiempo
perdido en ocupaciones que no le daban más que disgustos.
Lo
primero que vio al entrar antes de apagar la luz fue el cuerpo colgado, era
perfecto, la luz le daba de pleno en unos pechos hermosos, unas piernas
torneadas y un pelo negro que le cubría parte de los hombros.
Mirando
aquellos ojos, recordaba el primer contacto, había sido algo turbador tanto
para él como para ella, pues para ambos era la primera vez. Ella cerraba los
ojos mostrando pudor, e incluso algo de miedo cuando observó que él se acercaba
demasiado y cuando le colocó el pelo, se estremeció. Él notaba el temblor, sin
embargo, no dijo ni una palabra, se apartó un poco de ella, y desvió la mirada,
intentado que, con ese gesto, se pudiese tranquilizar y que las manos le
dejasen de temblar.
Todas
las primeras veces se cometen errores que con la práctica se van mejorando, y
ahora allí estaba mirando su primera obra, sintiendo una emoción que nublaron
sus ojos y tuvo que frotarlos para no perder de vista, la primera imagen de su
primer trabajo.
Una
fotografía que guardaría para siempre en su recuerdo, ahora ya no le temblaban
las manos cuando agarraba su cámara fotográfica.
Un fotógrafo de pura raza, porque si no hubiera utilizado el móvil.
ResponderEliminarTu texto es maravilloso!
ResponderEliminarNunca renunciemos a nuestros sueños!
El que no sueña no vive... simplemente existe!
Un abrazo!
Genial relato me sorprendió el final Te mando un beso.
ResponderEliminarGenial relato me sorpendio el final Te mando un beso https://enamoradadelasletras.blogspot.com/
ResponderEliminarMe gustó mucho esta entrada, que alguien se atreva a realizar algo muy deseado dejando de lado aquello que no le ocasionaba placer. Y además, definida perfectamente toda su emoción. Un sueño. Besos y abrazos Mar 🌹
ResponderEliminarMuy buen relato con una escritura que engancha fácilmente para seguir leyendo. Enhorabuena me gusto mucho. Un saludo de ANTIGÜEDADES DEL MUNDO.
ResponderEliminarUn magnífico relato que con el sorprendente final lo entendemos perfectamente. Ese amor por la fotografía.
ResponderEliminarUn abrazo, Mar.
Siempre es bonito leer sobre personas que pese a las adversidades y críticas logran hacer lo que desean. Magnífico relato con un estupendo final. Me ha encantado. Saludos.
ResponderEliminarHermoso tu texto, la fotografía es un bello arte que me encanta, fue mi profesión soñada en la adolescencia, pero no pude hacerlo, era muy costoso, todos los químicos, la cámara profesional.
ResponderEliminarAhora despunto el vicio con el celular, en fin, no es lo mismo pero...
Un abrazo.
PATRICIA F.
Ya quisiera un cuarto de 30 metros cuadrados, es más grande que mi casa.
ResponderEliminarNadie quiere ver lo que realmente es el otro por temor a tener que hacer lo mismo, mostrarse tal cuál es, y que nadie lo acepte por serlo. El miedo nos paraliza. Siempre.
Saludos,
J.
Es cierto que al principio todos cometemos errores...
ResponderEliminarAl principio todos cometemos errores...
ResponderEliminarUn relato mágico que al principio te despista. Me encanta. Te aplaudo. Un abrazo
ResponderEliminarUn texto espectacular!!
ResponderEliminarMe encanto
Salir del redil, atreverse a mirar los sueños e ir en pos de su realización, sin importar nada más que ser uno mismo. Una vez visto el exterior, tan desigual a lo que uno siente, es más seductor lo que ofrece el deseo interno. La imagen es seductora, y puedo imaginar ese cuerpo colgado...
ResponderEliminarMagnifico relato, Mar.
Un abrazo!
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Un relato apasionante, mecido entre el suspense y la curiosidad que provoca, me ha gustado mucho llegar a tu portal
ResponderEliminarfelicitaciónes y un abrazo