El lobo y la joven de la capa roja
Había heredado la cabaña
de su abuela, situada en el medio del bosque, era de madera, con un pequeño jardín
delante y un huerto en la parte trasera.
Vivía en esa casita, ella
sola, siempre vestía una capa roja que le llegaba hasta los pies y una gran
capucha. Todos los días, por la mañana, salía a buscar piñas, leña, y a veces,
encontraba algunas setas, especialmente si la mañana era lluviosa.
Ese día había salido con
la sensación de que algo la vigilaba, con disimulo, se daba la vuelta, pero
nunca veía a nadie, esa sensación, la tuvo durante todo el camino, tanto de ida
como de vuelta.
El día estaba oscureciendo
y se propuso encender la chimenea, por la ventana pudo ver como algo se movía
en el huerto trasero, cargó su escopeta y la dejó a su lado, esa escopeta, se
la había dado aquel buen cazador que un día la había salvado a ella y a su
abuela del lobo feroz. Habían hecho batidas, y no habían localizado más lobos,
por lo que se sentía segura y tranquila en el que ahora era su hogar.
Alguien, llamó a su
puerta, no eran horas de visita, por lo que se acercó con su escopeta y
pregunto, quien era.
Una voz de hombre, le
respondió —Me llamó, Erick, soy el guarda bosques, quería saber si estaba bien,
hemos visto que hay un lobo por los alrededores.
—Sí, estoy bien, gracias
por preocuparse. Hace un rato, creo haberlo visto en el huerto trasero.
—Gracias, daré una vuelta
por su huerto.
Ella, se acercó a la
ventana trasera y vio a aquel joven, hermoso, fornido, buscando entre las
verduras y los frutales. Él, miró hacia la ventana, y vio a una joven hermosa,
con su cabello rubio, largo, ondulado, aquellos ojos vivos, aquella mirada
entre asustada y tranquila.
Abrió la puerta trasera y
le preguntó si habían encontrado algo. La miró, respondiendo que había huellas
de lobo, que si se lo permitía se quedaría con ella esa noche, por si el lobo
volvía.
El lobo volvió, quería a
la joven y la consiguió, puesto que al pasar las doce de la noche, aquel joven
se convirtió en lobo, y después de morder a la joven, esperó veinticuatro horas
a que se transformase en su loba, a partir de ese momento, ambos recorrieron
aquel bosque durante muchos años.
Cada vez me gusta más leerte, la primera impresión al leerte me trajo inevitablemente el recuerdo e imagen del cuento Caperucita Roja, que además cada vez tiene más connotaciones psicológicas diferentes. Pero tu texto me ha sorprendido gratamente.
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminarMe encanta el cuento que has hechos. Siempre me llaman la atención los cuentos con lobos y tu relato es genial. Gracias, de verdad, por compartirlo con nosotros.
Un besote!! ^,^!!
ELEB
¡Hola!
ResponderEliminar¡Me ha encantado! En serio. Obvio que no he podido no pensar en el archifamoso cuendo de la Caperucita roja ,y es más, también en una de las adaptaciones cinemátográficas (¿a quién tienes miedo?), pero es que el final es brutal.
Quizás se podría pensar que mejor que el lobo no la hubiese atacado, pero la verdad es que lo veo hasta romántico.
Así que, mis más sinceras felicitaciones, por cómo está escrito y como no, la originalidad de la historia.
Besotes