La ultima raya de Elena
Elena, había nacido en
una buena familia, adinerada, cariñosa, dedicados a esa niña que, consideraban
su nacimiento como un milagro. Desde muy pequeña, todo lo que pedía, se le
concedía, todos sus caprichos los recibía, sin apenas hacerles caso, su único
motivo era saber hasta dónde podía llegar e incluso seguir pidiendo.
Durante sus primeros
dieciocho años, fue desarrollando una personalidad egoísta, sin empatía, sin
sentimientos de ningún tipo, solo pensaba en ella misma.
Llevaba tres años de
fiesta en fiesta, probando todo lo caía en sus manos, utilizando a todo aquel
que podía conseguirle algo, y luego lo desechaba, cuando consideraba que había
perdido todo su valor.
En su diecinueve
cumpleaños, usó la casa de sus padres en la playa, invitó a sus conocidos, y
estos invitaron a otros conocidos, y estos a otros. Aquella casa se llenó de
gente, personas que habían acudido por la juerga, no les importaba el
cumpleaños de aquella chica, que la mayoría ni conocía.
Estaba ya medio borracha,
bajando la escalera, cuando le vio, era León, le llamaban así, por su extensa
melena rubia, su cuerpo de gimnasio y su altura, destacaban entre toda aquella
multitud.
Quiso a aquel hombre y lo
consiguió, ambos se fueron a una de las habitaciones y él, le preparó la mejor
raya que iba a probar en toda su vida, le decía que era una nueva composición,
que notaría como volaba hasta lo infinito, y la bajada ni se notaba.
Elena probó aquella raya
y comenzó a flotar, miraba al cielo y veía como las estrellas habían formado un
pasillo, y al final del mismo una luz blanca, que solo brillaba para ella. Se
sentía feliz, alegre como nunca, flotaba como si su cuerpo no tuviese peso,
quiso darle las gracias a León, y al darse la vuelta, la vio, allí tendida, con
la cara desencajada, con espuma en la boca. León, intentaba reanimarla, tras
varios intentos sin conseguir nada, la abandonó, y se mezcló con los invitados
de la fiesta.
Elena se quedó mirando su
cuerpo, de pronto una neblina comenzó a ondular en el aire, hasta que se
convirtió en oscuridad. Elena, ya no vio ni volvió a sentir nada.
Un relato muy actual, lastima que en esta vida haya tantas Helenas. Como siempre un placer leerte. Un beso y feliz semana ❤️❤️❤
ResponderEliminarQue gran escrito como hablar de adicciones de una manera metafórica, con dulzura y respeto pero siendo realista . felicitaciones
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarOstras, se me ha quedado el corazón en un puño, al pensar cuántas Elenas han habido y por desgracia pueden haber en un futuro.
Es una pena enorme que las personas dejemos de amarnos de ese modo, porque, y ojo es solo una apreciación mía, pero no entiendo como puede haber personas que sea por las razones que sean, entren en ese espiral de autodestrucción. Quizás sea porque amo enormemente la vida, y pensando que de por sí es efímera, no concibo pensar que pueda hacer algo que haga se me escape entre las manos.
Como siempre, un relato escrito a la perfección.
Besotes
Hola guapa, bueno supongo que aqui estan los peligros de varias cosas, por un lado de confiar en cualquiera para que te pase drogas y por otro, tomar drogas... el caso de Elena no creo que sea muy raro del que podemos encontrar en muchas ciudades y pueblos, a veces se busca vivir deprisa y todo tiene un precio! besos
ResponderEliminarNunca pensé que la historia terminaría así, suena ingenio pero pensé que la cosa iba ser que conoce a León y bueno se enamora y deja de ser tan egocéntrica pero NO me he equivocado. La última raya de Elena que buen titulo y como lo has usado para contarnos el final de ella, es increíble.
ResponderEliminarGracias por compartir :)
¡Qué relato más bello! Es intenso, desgarrador y al mismo tiempo certero en el mensaje. Es necesario concienciar sobre las adicciones y de como una fiesta puede convertirse en un no retorno. Enhorabuena por la forma en la que te adentras en nuestros corazones con tus mensajes. Un abrazo
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