Narmer, el rey inmortal

Narmer, el rey inmortal

Vagaba por el desierto, sus ropas, se conservaban en muy buen estado, no sabía cuánto tiempo llevaba muerto, intentaba ver más allá de la arena, descubrir cuál era la época en la que había resucitado.

Había sido un gran rey, allá por el año 2987 a. C, su nombre era Narmer, y fue considerado como el fundador de Egipto y de la dinastía I. Una vez muerto, Osiris le había dado el don de la inmortalidad.

Creía ciegamente en ese don y sabía que algún día volvería a vivir, para reinar, su afán era llegar a ser tan poderoso como antes de su muerte.

Por más que lo intentaba, no conseguía saber qué año era, ni cuánto tiempo llevaba enterrado en aquella cripta, la cual ya no tenía todo su esplendor, ahora eran ruinas, asaltadas por otras generaciones.

Caminó por el desierto hasta encontrar a un grupo de hombres y mujeres, los estuvo mirando desde lejos, estaba asombrado, del tipo de ropa que llevaban, de cómo hablaban y como se movían buscando en aquella arena junto al río Nilo.

Narmer se acercó, con su porte de rey, el grupo lo miró y nadie le hizo ninguna reverencia, como él habría esperado.

Preguntó en qué año estaban. Nadie de los allí presentes, entendía aquel idioma, si bien le dieron de beber y de comer. Una vez descubrieron cuál era el idioma que hablaba, consiguieron saber que quería preguntar y respondieron a todas las preguntas.

No podía dar crédito al año en el que estaba, había estado mucho tiempo muerto, no entendía cuál era el motivo de despertar en esa época, ya no era nadie importante, no lograba comprender a aquella gente, se trataban por igual y eso le resultaba muy extraño. El que no hubiese un líder, que ninguno destacase, era una forma de vida a la que no estaba acostumbrado.

Como buen rey se adaptó a la situación, y ayudó a aquellos científicos a descubrir cómo se habían construido las criptas, las pirámides, los palacios, como se vivía en su época, y les ayudó a encontrar cuevas ocultas donde yacían personajes que en su momento habían sido líderes, reyes, faraones…, que él había conocido en sus años de gloria.

Se había convencido de que, si Osiris le había llevado hasta esa época, era para algún fin, y comprendió que tenía que mostrar a las nuevas generaciones aquellos años tan lejanos que habían marcado un precedente en la historia.

Gracias a Narmer se conoce otra historia, la real contada por un inmortal, nunca dijo a nadie quien era y un día sin más desapareció. Los investigadores lo buscaron y solo encontraron sus ropajes, si bien aprovecharon las indicaciones de aquel extraño hombre que parecía saber más de la historia antigua que nadie.