Con aroma a pipa Allí estaba otra vez aquel característico olor a tabaco de pipa, era la cuarta o quinta vez que al entrar a buscar el café experimentaba aquella sensación tan marcada. Al principio solo lo percibía en la cafetería, luego al entrar en casa, en su propio coche, duraba unos segundos que eran suficientes para saber que aquel olor era de alguien que estaba fumando en pipa. Esa mañana mientras esperaba que le preparasen el café, el aroma se volvió mucho más intenso, miró a todos los lados, nadie fumaba. —¿Perdona?, ¿hay alguien fumando en pipa? —No, no se puede fumar dentro, ¿Por qué? —Me vino un olor a tabaco de pipa, ¿tú no lo notaste? —Pues no. ¿El café? ¿va a ser como siempre? —Si, por favor. Dio una vuelta por el local, no era muy grande, habría unas quince mesas, algunas ocupadas y otras vacías, se acercó hasta los lavabos, el olor seguía ahí, sin embargo, no sabía de donde procedía. Se sentó en un banco del parque, ahora el único aroma que recibía er
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Hola :)
ResponderEliminarEs una historia muy triste, no debe ser fácil para los familiares ver como alguien querido empieza a olvidar y no poder cuidar de ellos porque es muy cierto que ellos requieren de cuidados específicos las 24 horas del día.
Ojalá se puedan recuperar de esto.
Preciosa historia, la verdad es que me ha tocado el corazón porque he vivido muy de cerca que alguien a quien adoraba fuera olvidando sus recuerdos. Una preciosidad.
ResponderEliminarPor desgracia una historia muy real y de plena actualidad que toca el corazon ya que uno nunca sabe si le puede tocar vivirla. Un placer leerte, besos
ResponderEliminarHola guapa, que bonita la historia, y que real en muchos hogares, estas enfermedades como el Alzheimer se llevan lo más precioso que tenemos pero quizá respeten esa sensacion que siente esta mujer! me encanta que aunque esté en una residencia, el marido la acompañe cada dia! asi deberia ser almenos! besos
ResponderEliminarLa historia me ha recordado algo que viví hace tiempo en mi casa con mi abuela, la verdad es que me representa bastante, también tengo que decirte que sigo viendo las fotos de mi abuela de inicios del 1900 que nos siguen acompañando y recordando todo lo que pasaron, me encanta el post,
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarNo he podido evitar recordarme de el Diario de Noa a través de este relato.
He vivido, con un familiar cercano, aunque no directo, el tema del Alzheimer, y es muy pero que muy triste que aquella persona con la que has vivido tantas cosas, con las que has creado tantos recuerdos, no se acuerde de ninguno de ellos, y que al recordárselos, los asocie a una historia lejana a ella, vamos, no como suya.
Sin duda, uno de los relatos más emotivos que he leído.
Besotes
Debe ser muy duro perder la memoria tanto para quien la padece como para los familiares, este relato me ha conmovido mucho.
ResponderEliminarHola. Me ha conmovido el relato. Qué angustia de esos hijos y el marido que ve con su madre y mujer no le reconoce. Tiene que ser desolador. He sentido en pocas palabras muchas emociones: amor, miedo, tristeza... Gracias por compartir. Besos.
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