Antes de la curva
Llevaba más de un año
cruzando por aquel camino, le resultaba cómodo, no había tránsito y se ahorraba
veinte minutos de tiempo. El camino era ancho, sin casas, sin gente, solo
árboles a un lado y al otro. Un camino recto, con nada más que una pronunciada
curva justo en la mitad.
Esa mañana desde lejos
vio un coche aparcado antes de la curva, pensó si seguir o no, en dos segundos
decidió que seguiría, no tenía tiempo de dar un rodeo o perdería el autobús.
Caminó decidida, pasó por
delante del coche con la cabeza baja, no quería mirar que había dentro, tan
pronto dejó atrás el coche, notó una presencia detrás. Una mano que le tapaba
la boca, y otra que la apretaba contra aquel cuerpo.
Cuando le dio la vuelta,
quedó cara a cara con aquel hombre, en sus ojos había lujuria, deseo, locura,
en los de ella, únicamente terror.
Le destapó la boca y uso
la mano para tocarla, estaba paralizada, no podía apartar la vista de aquellos
ojos, de aquella boca. Como un resorte que se había activado en su interior,
forcejeo para apartarse, le dio patadas, intentó morderle, sin embargo,
aquellos brazos eran como el hierro puro, le hacían daño, se sentía ultrajada
con aquella mano recorriendo todo su cuerpo.
Le suplicó, lloró, sin
conseguir nada, parecía que cuanto más se revolvía, y cuanto más suplicaba, más
placer le estaba dando a aquel hombre.
Se quedó quieta, sin
decir nada, sus ojos se secaron, le miró desafiante, y le puso en bandeja su
cuerpo, diciéndole: “Aquí estoy, haz lo que tengas que hacer”.
En algún sitio había
escuchado, que lo mejor era no resistirse. También pensó en matarlo, buscaba en
su mente, como podía hacerlo, él, era mucho más fuerte; cuando la tumbara en el
suelo, buscaría una piedra, y se la rompería en la cabeza.
Sin más, aquel hombre, al
ver que ella estaba dispuesta, perdió todo el interés, la soltó, y la dejó
marchar. No lo pensó dos veces, echó a correr, pasó la curva, con los ojos
nublados por las lágrimas, intuía el final del camino, miró atrás, estaba sola,
gritó y gritó como si el mundo se acabase.
Su corazón estaba tan
alterado que tuvo coger aire para no desmayarse, se abrochó la camisa y el
pantalón, había perdido el autobús, no le importaba, se sentó en aquella
marquesina y amparada por la cristalera, lloró desconsoladamente, hasta que
llegó el próximo autobús.
Muy bueno.
ResponderEliminar¡Feliz fin!
Como siempre un placer leerte. En estos días de cuarentena viene bien tener relatos tan entretenidos para leer. Un beso y feliz tarde ❤️❤️❤
ResponderEliminarHolaa
ResponderEliminarMe alegra que tenga un final "feliz". Siempre se ha dicho que como lo que les excita es el "forzarte" si te ofreces ya dejan de tener interés. Pero vaya sangre fría hay que tener para hacer una cosa así, no? Me alegro de que pudiera salir de esa situación.
Saludos
¡Hola!
ResponderEliminarNo sabes lo que me ha gustado que en esta ocasión haya no solo un final feliz, sino cerrado, que últimamente me habías dejado siempre con esa sensación de desesperación por saber qué pasaba al final.
Un relato sin duda lleno de una emoción desgarradora, y más a sabiendas que por desgracia, hay muchas chicas como nuestra protagonista, que no tienen un final "feliz".
Como siempre, un placer inmenso leerte.
Besotes
La verdad es que con los días que llevo leer algo que tiene un final feliz me encanta y me esta haciendo sonreir, llevo unos días un poco grises y creo que me va a costar levantar cabeza con todo lo que esta pasando
ResponderEliminarHola! Impresionante el cuento, algo que algunas mujeres podemos sentirnos identificada, me gusta la forma de escribir y como la protagonista logró salir de esa situación.
ResponderEliminarHola guapa, pues no se yo si se dan muchos finales asi, te diria que ojala quedara en un mal momento todo, pero en que tampoco deberia darse una situacion como la de este relato, deberiamos poder seguir adelante sin que ocurra nada y no desviarnos por miedo a! besos
ResponderEliminarNos ha encantado descubrirte y ver estos "cuentos" tan bonitos que nos presentas donde hay una gran reflexion. Y un final feliz a veces está bien y más en estos días que nos saca una sonrisa que es lo más improtante! gracias por compartirlo!
ResponderEliminarQue bueno que el final fue uno de éxito para la protagonista. Un tema muy importante para nosotras las mujeres que no debería ser real, pero que por medio de historias podemos aprender y comprender el dolor de otras muejeres que lo han vivido.
ResponderEliminarMe encantan los finales felices, soy muy romántica y siempre creo que todo termina bien. Me ha encantado leerte y conocer un final de los que me encantan
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarUn relato muy interesante con un final para pensar. Gracias por compartir con nosotros tu texto. Ojalá se quede en la ficción y no traspase al mundo real.
Un saludo!! ^,^!!
ELEB
No suelo leer este tipo de relatos por lo desgarradores que resultan sin embargo son parte de la realidad. Eso sí, creo que ninguno nos esperábamos que tuviera ese final y ha sido un alivio. Sigue escribiendo!
ResponderEliminarQue difícil momento, no es fácil sobreponerse a un ataque de este tipo y actuar con frialdad para manejar la situación, que bueno que no tuvo un desenlace fatal.
ResponderEliminarQue situación tan horrible! lamentablemente estas cosas pasan y no terminan como en la historia. Me incomoda mucho leer sobre violaciones, me cuide mi madre de estas cosas.
ResponderEliminarUi que tensión, en los momentos en los que estamos que hay violaciones con frecuencia y ahora se le añaden a violar en grupo, este relato encoge en el primer trozo. un abrazo
ResponderEliminarSin duda tiene que ser un momento en el que no sabes como acertar para que pase rápido. Ojalá todos actuaran así, porque no suele acabar bien para las chicas y si se retuercen porque lo hacen y si no porque se dejan...es un horror, bss!
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