Armando
Su vida hasta los doce
años había sido muy feliz, maravillosa, le encantaba jugar, salir al campo,
estar con sus amigos; a partir de esa edad, ya nadie quería jugar con él, los
padres apartaban a sus hijos de aquel niño que se estaba haciendo hombre de cuerpo
y seguía siendo infantil de mente.
Armando no lo entendía,
solo quería jugar, sin embargo, los otros niños eran pequeños, y a veces su
fuerza los lastimaba, no tenía malicia, tenía un gran corazón y era un buen
amigo.
El destino, había querido
que su cuerpo fuese creciendo y su mente se quedase en la niñez. Cansado de ver
como los otros niños jugaban y se apartaban de su lado, se centró en los
pájaros, todos los días caminaba por el prado, por el bosque, por la orilla del
río y descubría aquellos pequeños animalitos. Se pasaba horas mirándolos,
apreciando toda aquella hermosura, escuchaba sus cantos, se recreaba mirando
como buscaban comida, como preparaban sus nidos. En una ocasión un pequeño
mirlo se le posó en el hombro y ese instante lo hizo el hombre más feliz del
mundo.
Quería compartir toda
aquella hermosura con sus vecinos, pero nadie le hacía caso, algunos hasta se
burlaban, nadie intentaba entenderle.
Poco a poco, se fue
apartando de todos, y se quedó solo con los pájaros, ellos no se burlaban.
Decidió escribir y
dibujar sobre aquellos pájaros, todos los domingos detallaba algo sobre lo que
había visto durante la semana. Describía aquellas hermosas aves, su
comportamiento, su forma de cantar, a qué horas solían ser más activos, los
dibujaba remarcando cada color, aspecto y detalle. Tras haber plasmado todas
sus impresiones en papel, a primera hora de la mañana de cada domingo, las
dejaba en los buzones de sus vecinos. Los cuales leían aquellos anónimos con gran
placer, estaban perfectamente escritos y los dibujos eran maravillosos, les
gustaba saber de aquellos pájaros, y durante la semana solamente se hablaban de
aquellos escritos.
Armando era feliz
escuchándolos, nadie se imaginaba que él era el autor, no le importaba, ahora
sabía que esa era el único modo de que todo el mundo le conociese, aunque
simplemente fuese de manera anónima.
Armando tiene 0 malicia en sus huesos, no lo tratan muy bien y aún así el quiere compartir sus obras con sus vecinos. Creo que nos enseña a no juzgar y tratar de ser mas comprensivos con personas diferente a nosotros. Gracias por compartir :)
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarPor desgracia hay muchos Armandos hoy en día. Niños que por X razón son marginados e incluso se automarginan por el hecho de ser diferentes.
Pero todos somos diferentes, y es ahí donde radica nuestra esencia. La de Armando, por tu texto, sin duda es la sensibilidad, la creatividad, la modestia y la generosidad, porque prefiere quedarse escondido detrás de esos textos y disfrutar de la felicidad de los demás al recibir sus textos siendo feliz con ello.
Como siempre, un placer leerte.
Besotes
¡Hola!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu historia. Nos da para pensar y nos enseña que dentro de lo cruel, puede haber hermosura. Espero que podamos dar a luz solo a la belleza a través de la tolerancia. Gracias por compartirla con nosotros.
Un besote!! ^,^!!!
ELEB
Hola guapa
ResponderEliminarAy me ha dado mucha ternura este personaje, creo que por desgracia a veces suele pasar porque el mundo no siempre sabe captar la bondad y la luz de las personas
me ha encantado!
un besazo
Compartir lo que creemos, lo que somos es como una finalidad del ser, no importa si al final es reconocido o no pero eso perdura en los demás y nos hace crecer
ResponderEliminarHola muy buena la historia, en realidad una gran moraleja. Todos tenemos un don y algo que ofrecer al mundo. Todos deberiamos replantearnos nuestro accionar diario y ver mas alla de nuestros ojos, con el corazon.
ResponderEliminarNo nos imaginábamos ese final. La verdad es que es un texto muy bonito y nos ha llamado mucho la atención. Y es que hay que mostrar que lo diferente está bien igual y ahí es donde radica nuestra esencia.
ResponderEliminarGracias por compartirlo!
Hola guapa, que historia mas preciosa, a veces el talento se esconde en personas que nadie creeria! ademas el hecho de que lo haga de forma anonima y ya disfrute de hacer disfrutar a los demas es de lo mas bonito! besos
ResponderEliminarMe encanta Armando, a mi me encantan los pájaros, tengo incluso vídeos y fotos de diferente especies... es una historia muy bonita, disfrutar con lo que uno hace, es lo más grande. Gracias por compartir esas historia tan bonita.
ResponderEliminarUn beso!
Que relato tan sensible... sin duda Armando representa a muchos niños que sufren igual... gracias por compartirla!
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