Demonio
Desde muy pequeño, todos
los veintinueve de abril, se convertía literalmente en un demonio, su afán por
salir de caza se acrecentaba cuanto más iba creciendo, su sed de hacer daño
aumentaba cuanto más se acercaba el día señalado.
Él, creía que era porque
de pequeño ese día lo encerraban, hasta los veinte años, no tuvo la oportunidad
de salir y disfrutar de la caza, ahora con más de treinta años, le daba miedo
que llegase ese día, sabía que tendría que hacer daño, saciar su sed de maldad.
Vivía apartado de todo y
de todos, durante todo el año su comportamiento era el de una persona
introvertida, callada, solitaria.
Un día al año se volvía
un diablo, como sus padres tantas veces lo describían, se acordaba de aquellos
encierros atado de pies y manos, convertirse en una fiera que quería romper las
gruesas cadenas que le oprimían las muñecas, los tobillos y el cuello. Como un
perro enjaulado pasaba aquel día con su correspondiente noche.
Al amanecer siguiente, ya
más tranquilo, lo soltaban, y así durante años. La creencia de que era lucifer,
nadie se la podía quitar, sabía que todos los veintinueve de abril, se
convertía en un ser malvado, lleno de ira, furioso y letal, con todo aquel con
él se cruzaba.
Una vez que el día
transcurría, no se acordaba de sus actos, dónde pasaba la noche, ni que había
hecho, se despertaba con sangre por todo su cuerpo, sin memoria, dolorido, sin
embargo, satisfecho para pasar otro nuevo año.
Sus padres estaban
convencidos de que habían traído al mundo un demonio, así se lo estuvieron
repitiendo durante los veinte años que pasaron a su lado, lo habían
despreciado, maltratado, nunca había celebrado un cumpleaños como cualquier
otro niño, él, lo celebraba atado y encerrado en el sótano, mientras sus padres
le gritaban que era mejor que no hubiese nacido.
Estaba convencido de que
era un ser satánico, se lo habían repetido tantas veces, que su mente no
entendía otro concepto, de ahí que se hubiese apartado de todos, y se quedase
solo cuando sus padres desaparecieron, no recordaba que les había pasado, ni
donde estaban.
Sabía que sufría lapsus
de memoria, que por momentos su mente reflejaba actos dolorosos, que no quería
recordar. Intentaba apartar de su mente esos flashes que aparecían
repentinamente para castigarle, deseaba que llegase el día en concreto,
necesitaba explotar, sacar toda su ira acumulada durante el año.
Ese veintinueve de abril,
fue diferente, pasado el día, se despertó atado de pies y manos en el sótano,
el cuerpo lleno de cardenales, sangrando. Fue cuando se descubrió que nunca
había salido a cazar, que se cazaba a él mismo, que se hacía daño, para sacar
al demonio que llevaba dentro, para mitigar los malos recuerdos vividos durante
años. Se daba cuenta de que no era un ser maligno, era un hombre hundido por la
locura de otros, atrapado en la miseria de personas insensibles y trastornadas.
Se sintió aliviado de no
haber hecho nunca daño a nadie, su mente maltratada por los delirios de sus
padres, era la principal causa de toda su enajenación, la mente se podía curar,
llevase el tiempo que llevase.
Hola Que historia tan triste. La verdad es que hay muchas personas así. Encadenado, atrapado. El primer paso en la curación es darse cuenta de que hay un problema. Besos
ResponderEliminarHola guapa
ResponderEliminarAy hoy es una historia bastante triste, menuda vida a tenido que sufrir y más viniendo todo eso de las personas que se supone te deben querer y dar amor...
Me gusta que al final haya algo de esperanza
Un besazo
Hola guapa, jolin pues que final, me ha dejado con una mala sensacion en el cuerpo que no te quiero contar! una vida triste y provocada ademas por aquellos que te han traido al mundo, aunque ya imagino que no era su intencion... muy bueno tu relato! besos
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarEs un relato super profundo! La verdad es que te atrapa y hace que lo leas todo del tirón hasta saber que es lo que pasa realmente. El final es un poco triste pero entiendo que querias transmitir ese sentimiento y llegar en profundidad al lector.
Siempre dicen que una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad, así que los padres del chico le hicieron creer que era maligno cuando realmente no era así. Por lo menos se dio cuenta y halló un poco de paz consigo mismo al saber que no hacía mal a nadie, bss!
ResponderEliminarSiempre consigues ponerme los pelos de punta. como dice Paula una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad y eso casi consiguen las personas que rodean a este chico. Estoy deseando leer otro de tus relatos, un abrazo.
ResponderEliminarVaya! Es algo fuerte el relato, pero me ha gustado mucho, también nos invita a ver que a veces creemos que somos los malos de nuestra propia historia, pero eso es solo porque nos han hecho pensar así, mientras que son otros los que nos hacen daño en el proceso. Esta muy genial, saludos!
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarOstras, que relato más espeluznante. Que ojo, no por la redacción, porque como siempre te digo tu pluma es magnífica, y siempre consigues mantenerme pegada a cada línea, sino por la crueldad de esos padres. ¿Cómo se le puede hacer eso a un hijo? ¡Madre mía!
Sí, la mente se podía curar, pero todo lo que tubo que vivir ese chico, sin duda, le marcará de por vida.
Besotes
¡Vaya historia! Me ha encantado como lo has narrado, has hecho que me meta de lleno en la historia y pase miedo, angustia, pena...¡increible! Me gusta mucho lo que escribes. Y que verdad, como han dicho por aquí, eso de que una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad...
ResponderEliminarHola! Que relato tan fuerte y profundo, he de decirte que leyéndolo has conseguido engancharme hasta el final. Es cierto que la mente se puede curar pero es verdad que se sufre mucho, pero por lo menos al final se dio cuenta de que nunca había hecho daño a nadie . Me ha gustado mucho el relato. Besos.
ResponderEliminarVaya! Menudo relato! Es bastante intenso y te mantiene angustiado hasta el final. Desgraciadamente este tipo de pensamientos pasa por muchas personas en el mundo que han sido maltratadas psicológicamente incluso por sus seres queridos. Tiene mucho sentimiento y consigue meterte en la desesperación del personaje. Hasta otra! 🌎
ResponderEliminarUf, qué escalofríos me ha generado este relato, se me han puesto los pelos de punta. Pero está fenomenal y hay que tener mucha imaginación para escribir algo así, me encanta.
ResponderEliminarEn la vida real hay padres que tratan así a sus hijos. Es una pena. Lo bueno que pudo darse cuenta que no era malo como le habían hecho creer.
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