El tercero B
Apurando el último trago con
ansia, pero sin prisa por terminar, a pesar de que el camarero le había lanzado
algunas indirectas sobre la hora de cierre. Por el contrario, lo tomó con
calma, nadie le esperaba, no sabía a donde ir, por lo menos dentro de aquel bar
podía hundir sus penas en vino.
Se levantó del taburete para
sorber la última gota que quedaba en aquel vaso que durante horas fuera su fiel
compañero, pidió una botella de lo más barato que tuviesen a la venta, salió
con ella bajo el brazo sin rumbo, sin expectativas.
El frío de la noche se colaba por
su cuello, intentó taparlo con la solapa de una vieja gabardina. Colocó la
botella bajo el brazo e introdujo las manos en los bolsillos, uno de ellos
estaba roto, podía tocar el gastado jersey que en sus buenos momentos alguien
le regalara por navidad. Caminó despacio por la desierta calle, entró en un
portal para acurrucarse en una esquina donde no llamase demasiado la atención,
se calentaría bebiendo el alcohol barato que desde hacía tiempo venía
consumiendo.
Todas las noches el mismo edificio,
sus pies le llevaban directamente hacía esa zona, justo a esas viviendas donde
se refugiaba desde hacía seis meses, sabía el porqué, aunque no quería
reconocerlo, se sentía cómodo en aquel hall que lo acogía, lo resguardaba del
frío, así como de otros peligros.
Aquel olor a desinfectante le
traía recuerdos, el blanco mármol de las escaleras le invitaban a subir hasta
un tercero donde sabía que detrás de esa puerta blindada estaba el que fuera su
hogar, donde por su culpa dormían seguramente no muy plácidamente los que le
habían querido.
La bebida, llegar ebrio, el
olvido de saber querer, el desprecio por el amor, fueron las causas de ser
invitado a abandonar aquel domicilio.
Ahora, todas las noches regresaba
para estar cerca, sin embargo, no podía evitar aquella botella que siempre le
acompañaba, la cual había cambiado por todo lo que estaba dentro de aquella
puerta blindada del tercero B.
Enhorabuena por ese borrachuzo. Más vale solo que mal acompañado. La botella siempre es una compañera fiel.
ResponderEliminarHola! Hay que ver todo lo que se puede llegar a perder por una adicción... Hay un punto de no retorno. Estupendo microrrelato, como siempre!!!
ResponderEliminarHola!! Es terrible lo que el alcohol puede llegar a hacer. Como siempre, tus relatos me encantan! Saludos.
ResponderEliminarQué crudo y qué real cuando se baja a los infiernos... Y qué irónico... a veces el infierno está más cerca de lo que pensamos. Una historia que te hace estremecer. Genial como todas las que escribes. Felicidades!
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarLa adicción al alcohol, como cualquier otra adicción, puede hacernos perder todo lo que queremos de la noche a la mañana, por no hablar del mal que nos hacemos a nivel físico y píquico.
Y aunque sea un relato, me apena, y mucho, pensar que hay personas en la misma situación de ese hombre.
Sin ir muy lejos, tengo un conocido que lo perdió todo, familia, empleo, casa, por una adicción, en su caso fue el juego, y aunque por suerte y después de un largo proceso ha podido recuperarse, ya no es el mismo ni nada en su vida es igual.
Me quedo con la reflexión de Mj Ru1z, a veces el infierno está mucho más cerca de lo que pensamos.
Como siempre, un placer leerte.
Besotes
Hola como siempre impactases con tus relatos. Sin duda has descrito muy bien la dureza del alcoholismo! Es un infierno para la persona y para quienes lo rodean. Escribes de 10, bs
ResponderEliminarHola. Uff, como tiene el control la bebida en las personas. Y cuantas familias rotas por culpa de ella. Un relato con mucho dolor que hasta me lo haces sentir. Me da pena de ese personaje, lo perdió todo pero tampoco pone remedio para recuperarlo. Solo se lamenta y sufre. Un gran relato. Besos.
ResponderEliminarHoli, wouh si me imagino como es, la adicción como cualquier otra no solo es mala para una persona sino para el entorno también, llegas a perder muchas cosas y personas. Me ha gustado mucho leerte , supiste expresarte muy bien sobre el tema. Sigue asi
ResponderEliminarSaludos
Que triste cuando la bebida te destroza la vida, pierdes a tu familia y te vuelves esclavo del licor, cuantas historias así de la vida real arruinadas por el alcohol.
ResponderEliminarLamentablemente es una escena que se repite en muchos hogares. Lo has descrito muy bien. En cierto modo me da pena por todo lo que puede llegar a perder una persona y el mal colateral que puede llegar a ocasionar.
ResponderEliminarEl alcohol no es buen compañero y si es en cantidades moderadas ni tan mal, pero no suele ser así y la convivencia puede llegar a ser insoportable. Muchas veces acaba en violencia, otras optan como en este caso en cortar por lo sano y sacar el problema del hogar, bss!
ResponderEliminarHola guapa, pues un relato que supongo que es bastante real, las adicciones son malas y te cambian la vida a peor, vaya que te la destrozan, no es algo que haya vivido de cerca, por suerte! besos
ResponderEliminarHola guapa!
ResponderEliminarUff en esta ocasión el texto transmite mucha tristeza. Tanto por la persona que se ha vuelto adicta al alcohol, como por esa familia a la que de un modo u otro ha acabado rompiendo
Como siempre, sabes como emocionar!
Un besazo
Hola!! Me encanta como escribes y los temas que tocas en tus relatos. En este caso la adición, todas las consecuencias que trae consigo y como afecta a los que les rodea. Besos
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminarEs fantástico que toques temas tan diferentes y su vez nos lleguen tanto. Cuántas personas eligieron una adicción frente a su familia, amigos, trabajo, etc. No buscan ayuda ni la desean. El alcohol no es buen compañero nunca...
Saludos
Hola wapa! Es muy buen relato, como todo lo que escribes. Por eso me pregunto, no te planteas escribir un libro algún día? Bsss
ResponderEliminarWow...relato triste y desgarrador. Muy bien contado, nos haces acompañar al protagonista sintiendo su tristeza, su desesperación, el desear algo y hacer exactamente lo opuesto para lograrlo. Muy bueno. Un abrazo.
ResponderEliminarAy! "El olvido de saber querer"... Me ha dado ternura este hombre. Quiero ir a encontrármelo una noche de estas. No por lástima, no. Para hacerle compañía, para escucharlo. Excelente Mar 🌹💐🌹
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