La Vidente
Existen hechos que
conocemos de primera mano o que nos sucedieron a lo largo de la vida. Este lo
conozco porque lo he vivido con los protagonistas y todavía hoy en día después
de tantos años lo recordamos como algo insólito, algo que solo los que lo
conocen saben que es verídico y los que no nos conocen no lo creen, o se quedan
pensando porque les ha sucedido algo similar.
Corría el año 1990 no
puedo asegurar que mes, pero sí que era verano, año en el que conocí a un
matrimonio extraordinario, unas personas excelentes con un gran corazón, con un
sentido de la amistad de un valor incalculable. Por motivos que no vienen al
caso tras casarse se fueron a vivir con la madre de él, y como buena suegra no
estaba muy contenta con la nuera que su hijo había elegido. Si bien por el
momento no podían buscar una casa propia y no les quedó más remedio que seguir
compartiendo vivienda con aquella mujer que se le notaba a las leguas que la
nuera no era de su agrado.
Durante cinco años
intentaron por todos los medios ser padres, cientos de revisiones médicas en
las que todo estaba perfecto, ambos estaban bien de salud, eran jóvenes, sanos
y fértiles. Algo fallaba, y cuando la desesperación aparca en nuestro ser
cualquier cosa que te digan la haces para poder conseguir ese fin tan esperado.
Así fue que una tarde
tomando algo, una conocida le habló de una anciana que leía las cartas y
siempre acertaba, estaba muy solicitada y posiblemente no conseguiría tener
cita hasta dentro de unos meses. En un principio tanto mi amiga como las demás
no la tomamos en serio, pero como dije antes la desesperación es muy
traicionera, y sin decir nada a nadie llamó y pidió cita.
La conocida tenía razón,
la cita era para tres meses más tarde, nunca dijo nada y ella sola acudió a ver
a aquella anciana que lo adivinaba todo.
El resto de amigas sin
saber lo que había hecho, le notamos un cambio muy importante, estaba animada,
alegre, sonriente. Y como es de suponer le hicimos la pregunta ¿estás
embarazada? Su respuesta fue no, pero seguía sonriendo, por lo que la “acosamos”
tanto que no le quedó más remedio que contarnos lo que le sucedía.
Este fue su relato:
He
ido a ver a la adivina, entré tan nerviosa que estuve a punto de dar la vuelta,
antes de entrar estaba segura de que todo era una parafernalia para ganar
dinero, cuando pasé a la sala no había nadie, me quedé de pie mirando a todos
los lados, hasta que entró una mujer tan mayor que pensé que me había
equivocado, no sé cuántos años tendría, pero creo que estaba cerca de los cien
si no los pasaba. Por la actitud daba la impresión que su visión era muy poca,
sin embargo, me toco el brazo y me invitó a pasar a otra estancia con una mesa
redonda y un tapete negro, se sentó, me dijo que me sentara, sacó las cartas y
las puso en la mesa diciéndome que cogiese tres y las guardase boca abajo. No
me hizo ninguna pregunta, casi ni me miró, levantó la primera carta y me soltó
que mi primer hijo sería un varón y el segundo una niña. Levantó la segunda
carta y me dijo que mi matrimonio sería feliz durante doce años y después nos
separaríamos en buena relación. Levantó la tercera carta, me miró a la cara
regresó la vista a la carta para decirme que nunca quedaría embarazada mientras
el juego de café que me había regalado mi suegra continuase sobre el armario de
nuestra habitación, que lo cogiese lo rompiese en miles de pedazos, luego los
atase en un paño blanco y los enterrase lo más lejos posible de la casa. Le
creí tan pronto miré sobre el armario y encontré el juego de café, no sabía ni
que estaba ahí, hice lo que me dijo y por eso estoy contenta, porque sé que
tendré un niño y una niña.
¿Y tu matrimonio?, preguntamos
todas a la vez
Bueno, si eso tiene que pasar que pase,
intentaré que no sea así, pero estoy feliz porque es increíble que una mujer
que nunca en mi vida vi delante supiese lo del juego de café, es una vidente de
las buenas, fue paranormal.
Y así fue la historia,
tuvo un hijo y a los dos años siguientes una niña, a los doce años se
separaron, aunque continuaron con muy buena relación, ella se fue con los niños
a casa de su madre y él se quedó con la suya.
¿Qué os ha parecido?, es
una historia real, muy real. ¿Increíble verdad?
Ay, de erizar la piel. Y estupendamente relatado. Mar, de nuevo ya lo esperaba. Gracias por estar allí. Aquí. Gracias.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPelitos de punta. El corrector me había jugado una mala pasada. 😉
EliminarMuy buena historia. El dar esperanzas te cambia la vida y, si además es cierto, con más alegría.
ResponderEliminarHay cosas que la ciencia todavía no puede explicar. Yo creo lo que explica el relato. Aunque sigue asustándome que haya gente tan hija de puta. Como la suegra.
ResponderEliminarEso sí enchina la piel.
ResponderEliminarIncreíble! ¡Me gustó mucho la historia! Besos
ResponderEliminarNunca sabes hasta que punto es verdad o mentira lo que dicen las videntes/adivinas, pero lo que sí parece es que sugestiona mucho. Curioso que la pieza clave fuera deshacerse del juego de café para que todo fluyera,bss!
ResponderEliminarHola wapisima!! Este relato con esa foto me ha parecido super real y me ha sorprendido mucho la historia. Me ha gustado mucho, felices fiestas!
ResponderEliminarbsss