Dos horas con un ángel
Sola, tumbada en la cama
esperaba con ansia la llegada del hombre que le traería calma, paz, felicidad,
dicha y porque no, cariño.
Colocó con cuidado la
ropa y se atusó el pelo, abrió un cajón de la mesita de noche para sacar un
pequeño espejo donde comprobó que el maquillaje seguía perfecto.
Siempre había sido
coqueta, el arreglarse era una rutina que realizaba todos los días saliese o no
saliese de casa, su atuendo de dormir era pura seda, le gustaba que resbalase
por su cuerpo como si fuese aire cálido.
Ese afán de estar
hermosa, de sentirse bella, de amarse a sí misma lo había heredado de su madre
y esta de su abuela, ambas mujeres trabajadoras, luchadoras y no por ello se
olvidaron de sí mismas, recordaba aquella frase que las dos siempre decían:
“El
tiempo lo marca cada uno dependiendo del interés y de las necesidades”.
Para ella y para sus
antepasadas era tanto un interés como una necesidad poder mirarse al espejo y
ver que todos aquellos retoques hacían milagros, era una victoria ganada al
tiempo, a la edad, al paso de la vida.
Se abrió la puerta de la
habitación y lo pudo ver en el umbral con aquel cuerpo bien formado, una
sonrisa blanca de esas que iluminaban hasta al más basto de los humanos. Le
observó caminar hacia el centro de la habitación, su rostro era hermoso, sus
ojos cautivaban el alma, todo en él era de una perfección sobrenatural,
disfrutó viendo como se quitaba la chaqueta de lino para vestir aquella bata
blanca como la nieve que le hacía parecer más bronceado de lo que ya estaba.
—¡Buenos días, bella
mujer!, hoy está más hermosa que nunca. ¿Por dónde quiere que empecemos?
—¡Buenos días mi ángel!, no sé qué sería de mi
vida sin tus visitas.
—¡Gracias!, es usted muy
amable. Tenemos dos horas, habrá que aprovecharlas, ¿dígame que quiere hacer
primero?
—Hoy no me encuentro
demasiado bien, me gustaría que me leyeras algo y dejar para mañana la
rehabilitación.
—Sabe que no podemos
dejar los ejercicios, son muy importantes para que pueda volver a ponerse en
pie, ¿o no le gustaría volver a caminar?
—¡Sí, lo que pasa que
duele tanto y llevamos tanto tiempo!
—Ya sé que es una
recuperación larga y a veces dolorosa, pero mi interés es querer verla pasear
por ese hermoso jardín que tiene y allí poder leerle alguno de sus libros
favoritos.
Se dejó convencer, con sus ochenta y dos años sabía que no era demasiado el tiempo que le quedaba, y si ese ángel conseguía que su calidad de vida fuese mejor, le haría caso, era una de las pocas visitas que tenía y esas dos horas se le pasaban volando junto a ángel que le habían enviado.
Hola!!
ResponderEliminarLos mini relatos que escribes son fantásticos y este no es la excepción, muchas gracias es una historia esperanzadora pero a la vez triste, esa señora no se rinde y solo porque sabe que alguien esta con ella.
Es lindo
Muchas gracias Paula, me alegra que te haya gustado. Saludos
EliminarA esa edad mejor disfrutar del día a día sin preocuparse del mañana.
ResponderEliminarEs cierto, sin embargo es bonito cuando tienes alguien al lado que te hace feliz.
Eliminar"El tiempo lo marca cada uno dependiendo del interés y las necesidades"... Ay Dios mío.
ResponderEliminarBueno, con qué ganas espero siempre tus posts, Mar. No falla, cada línea me sobrecoge y nunca, pero nunca, puedo imaginar lo que va a suceder. Y eso, en un relato corto, es un logro gigante.
Muchas muchas gracias!!! 🌹
Gracias Maty, me alegra saber que te gustó. Besos.
EliminarBun relato, sigue asi.
ResponderEliminarMuchas gracias
EliminarBun relato, sigue asi.
ResponderEliminarMuy buen relato, mis más sinceras enhorabuena
ResponderEliminarGracias Nuria. Saludos
EliminarMuy bonito relato y la frase me encantó ❤
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita. Besos.
EliminarHola... que lindo relato. Me gusto todo todo. El quererse no importa la edad, las circunstancias además de que alguien le dedique aunque sea poquito pero valioso tiempo es genial. Me encanta leerte porque siempre generas expectación al no saber cómo terminan. Saluditos...
ResponderEliminarGracias Sisi, es verdad que tener a alguien al lado es un tesoro. Besos.
EliminarHola... que lindo relato. Me gusto todo todo. El quererse no importa la edad, las circunstancias además de que alguien le dedique aunque sea poquito pero valioso tiempo es genial. Me encanta leerte porque siempre generas expectación al no saber cómo terminan. Saluditos...
ResponderEliminarUn texto muy tierno y lleno de realismo. Hay muchas personas que con su trabajo y sobretodo con dedicación se convierten en ángeles. Están cuando los necesitas y desaparecen de tu vida a veces sin dejar rastro.
ResponderEliminarSabes que me encanta leerte.
Hola! Me ha encantado tu micro relato, me gusta mucho como escribes y como me engancha de principio a fin, es genial dedicarse tiempo a uno mismo, a quererse y a sentirnos bien sin importar la edad y siempre hay ángeles que con su trabajo y dedicación ayudan a los demás. Un saludo.
ResponderEliminarHola. Bonito microrrelato, tiene mucha poesía. El tema está muy bien llevado y causa emociones como deben hacerlos relatos tan cortos para dejar un poso en el lector.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarNo sabes lo que me ha llegado este relato.
Como creo que te he comentado en otras ocasiones, soy fisioterapeuta, por lo que me he encontrado a lo largo de mi carrera con pacientes muy diferentes claro está, pero siempre hay alguno que te marca, y aunque son unos cuantos ya (porque ya son años los que ejerzo) este relato me ha hecho acordarme de un paciente.
A veces cuesta, soy consciente, pero vale la pena ese esfuerzo, por tu parte y por la mía.
Besotes
Me ha encantado el relato y sin duda logra causar emociones, sin dudua hay que dedicarse tiempoa uno mismo, así como a querererse. A seguir escribiendo y a luchar por tus sueños.
ResponderEliminarMuy bonito el relato, la vejez no debe ser fácil pero siempre y cuando contemos con personas que nos lo hagan más llevadera es una bendición pues a esa edad se valora mucho la compañía de algún ser querido.
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminarQué bonito. Es que mucha gente mayor tiene poca familia o bien vive lejos o casi no van a visitarlos. La ayuda de estos ángeles es imprescindible para ellos, les da vida. Me encanta que la mujer se siga cuidado a pesar de los años.
Besotes
Hola guapa
ResponderEliminarAy conforme iba leyendo sabía que se venia un giro final, pero no se porque no esperaba esto y me ha llegado al corazón de una manera muy tierna.
Me gustan mucho cuando tus relatos nos hacen pensar y sentir al mismo tiempo
Un besazo
Cuando médico y paciente conectan, parece que la terapia, medicina o rehabilitación hacen efecto más rápido. Aunque parece que a la protagonista se le hace un poco cuesta arriba, su compañía le hace bien y tal vez por eso no quiera recuperarse pronto,bss!
ResponderEliminarMe has llevado al huerto ja,ja. Pensé que era su amante y al final era el fisioterapeuta... muy bien traido, como siempre. Tus relatos siempre llevan sorpresa final. Aunque sea quien sea, siempre resultaría ser un ángel como tú dices.
ResponderEliminarUn beso.
Holaa que hacerme en tu iniciativa
ResponderEliminarMuchas pasarte por mi blog https://sweetdreamsbyrocio.blogspot.com