Abandonado
Durante años mantuvo la esperanza de lograr el propósito que a lo largo del tiempo se había vuelto una necesidad. En esos momentos estaba convencida de que los errores se pagaban muy caros, que deshacer algo terrible no era fácil, no obstante, no se rendiría mientras su corazón continuase palpitando y sus pulmones respirando.
Todo comenzara un día de
invierno, de esos días en los que la noche se juntaba con la siguiente, donde
la lluvia parecía no tener fin y los truenos amortiguaban los gritos de dolor
que salían de sus entrañas. Una estación que nunca olvidaría, porque había
quedado marcada a fuego en su vientre. Por aquel entonces había tocado fondo,
el alcohol, las drogas, la vida alegre cuando podía mantenerse en pie, las
palizas de todo aquel que deseaba poseer su cuerpo y ella no respondía. Lo
abultado de su vientre mes tras mes sin saber a qué era debido, hasta que algo
se rompió en su interior y cayó en sus manos una criatura inocente que llegó al
mundo esa noche invernal. Su pequeño cuerpo temblaba de frío, le costaba
respirar por el interminable tiempo que tardó en poder ver la oscuridad de la
noche.
Se quedó por un buen rato
mirando aquella criatura, pensando que era imposible que hubiese salido de
ella. Con una manta vieja enrolló el pequeño cuerpo azulado y sin miramientos
ni remordimientos lo arrojó a un contenedor.
Veinte años habían pasado
desde aquel momento, ahora desintoxicada, con la mente clara no hacía más que
pensar en aquella noche, todo parecía haber sido una horrible pesadilla o por
lo menos era lo que deseaba creer. No quería pensar en lo que había hecho,
quería convencerse de que todo fuera un mal sueño, aunque en su interior lo
sabía, su cuerpo se lo llevaba gritando año tras año.
¿Qué le diría, si lo
encontraba?, lo pensaría en su momento, ahora su primera intención era saber
dónde y como estaba, si era feliz.
No podía acudir a ninguna
institución pues sabía que la descubrirían y la juzgarían como una mala madre.
Pasaba a menudo por la calle donde todo ocurriera, todavía seguían allí
aquellos contenedores, ahora modernizados. La gente se paraba al verla llorar
sin desconsuelo.
La búsqueda se desvaneció
de inmediato, la criatura, su hijo, el ser indefenso que había nacido de su
vientre, no había sobrevivido a la terrible noche de tormentas que azotaba la
ciudad.
Qué relato! Un gran escrito, una triste historia. Y pensar que hay muchas así! Pero esta, uno no puede dejar de leer de punta a punta. Gracias Mar querida! 😍🌹
ResponderEliminarTremendo relato. Le encoge a una el corazón. Saludos.
ResponderEliminarUn relato tristisimo, y la realidad de tantas mujeres de alguna manera victimas de adicciones, maltratos , en la imposibilidad de salir adelante en el contexto en donde están. Abrazo grande y buena semana tinta en las olas.
ResponderEliminarInteresante historia, te preparas para el "final feliz" y, por suerte, no está allí. Eso le otorga más fuerzas.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Triste relato, desgarrador y cotidiano. Te mando un beso
ResponderEliminarLos servicios sociales fallan... una vez más. Y los bien acomodados giran la cara para otro lado.
ResponderEliminarUn relato que desgarra las entrañas... Un placer pasearme por tu blog
ResponderEliminarSaludos
Uma história muito comovente!
ResponderEliminarDesejos de uma boa noite!
Beijos
Un texto triste, desgarrador, pero me encanta ❤
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminarMe ha parecido un cuento demoledor, y tienes una capacidad para plasmar en un espacio corto toda una imagen.
Muchas gracias, saludos!
Muy buen post!!
ResponderEliminarTe mando un abrazo.
Y te espero en muy blog con un nuevo post.
Me gusta leerte la foto resplandeciente
ResponderEliminarVaya... es un relato sobrecogedor. Muchas madres abandonan a sus hijos por las drogas, a otras se los quitan por ese mismo problema. Ojalá este relato sirva para poner fin a las drogas.
ResponderEliminarUn relato real ecuatoriano, creo que lo tenemos más presente de lo que nos imaginamos, me encantó leerlo, tiempo por tu sabiduría
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarComo siempre, con poco, aunque de poco no tiene nada... Siempre logras sorprenderme e inclusive meterme en la historia con tu pluma tan magnífica.
Juzgar a esa mujer, se me escapa, porque aunque no pueda entenderlo, cada persona es un mundo y a veces nos encontramos viviendo situaciones que nos llevan al límite (y más con la vida que llevaba).
Sin duda, como han dicho ya, un relato de lo más sobrecogedor.
Besotes
De vez en cuando salen en las noticias historias como estas. Menos mal que son pocas, que hay instituciones para dejar a los bebés si no están preparadas para cuidarlos debidamente para que no tengan ese triste final,bss!
ResponderEliminarQué relato tan buen escrito, es precioso, a la vez que reflexivo, es muy sobrecogedor. Me ha encantado leerlo. Un beso.
ResponderEliminarQue fuerte edtuvo este relato ybpensar que en la vida real suceden casos así. La vida puede ser muy dura para algunas mujeres.
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