Desnudo entre lechugas
Otra tarde más de esas en las que el frío calaba hasta los huesos, casi se podía apreciar como la helada se iba depositando en la cabeza, al tocarla la notabas húmeda, al igual que la ropa.
Un día de invierno seco, donde las bajas temperaturas eran las predominantes, se necesitaba lluvia para el llenado de los embalses, para el uso cotidiano, para el riego del campo.
Cuarenta días sin caer
una gota, mes y medio rezando para que el cielo se cubriese de nubes,
demasiadas horas rogando por ver caer un buen chaparrón.
El rocío gélido de la
noche quemaba las pocas cosechas que iban quedando en unas tierras agrietadas,
tanto por el frío como por la falta de agua.
Esa mañana se levantó
enfurecido, las ventanas anegadas en agua contrastaban la temperatura de todos
esos últimos días. Salió al campo y todo estaba blanco cristalino, al tocar las
hojas de lechuga notaba los cristales de hielo que hacía que las hojas se
volviesen transparentes, estropeando lo que sería el sustento de una buena
temporada.
El pequeño regato que
cruzaba su campo estaba a medio congelar, por zonas podía ver retazos de hielo
que se iba llevando el agua que avanzaba tan despacio que, le dieron ganas de
azuzarla con un palo para que se moviese algo más rápido.
Desde la casa su mujer le
gritaba que se pusiese algo encima, que el frío se le iba a meter dentro del
cuerpo y luego tardaría mucho tiempo en sacarlo. Se miró a sí mismo, estaba
descalzo, vistiendo aquel pijama que tendría cuarenta años, la goma del
pantalón no se sujetaba bien y poco a poco se le bajaba, a la chaquetilla le
faltaban dos botones, dejando su pecho al aire.
No lo pensó dos veces, se
desnudó completamente, la mujer lo miraba asombrada, pensando que se había
vuelto loco, que podía considerarse viuda de un momento a otro.
Metió los pies en el río,
el agua le quemaba dándole a sus dedos y tobillos un color azulado. Estaba
seguro de que no se iba a ahogar, pues no había más de un palmo de agua, fue
encogiéndose poco a poco hasta que sus partes nobles tocaron los cristales de
hielo que corrían a cámara lenta, se dejó caer y comenzó a reír como un
poseído.
Las nubes se fueron
acercando para ver al loco que se había atrevido a desafiar el tiempo. Un
desquiciado que se reía de las frías aguas. Nadie se burlaba del tiempo. Notó en su cara unas gotas, después varias,
hasta que cayeron tantas que el río tomaba otras dimensiones.
Desde ese día cultivaba
el campo desnudo, las lechugas avergonzadas se volvieron de un color rojizo, a
partir de ese momento fueron conocidas en el mundo entero como lechuga morada.
Que todos tomemos ejemplo y se extienda: el despelote al aire libre es saludable y las cosechas lo agradecen.
ResponderEliminarInteresante propuesta ❤
ResponderEliminarSeria por uma boa causa rsrsss.
ResponderEliminarMas, nem sempre ficar desnudo adianta muito.
Gostei uma bela história (ou lenda).
Te mando beijinhos e bom fim de semana.
Una historia bella y con mucha ternura
ResponderEliminarTe deseo una gran navidad y un estupendo 2022
Paz
Isaac
Uy pobre hombre por el calor y pobres lechugas lo que les toca ver. Te mando un beso y te deseo una feliz navidad para y tu familia.
ResponderEliminarMe sacaste una sonrisa (como muchas otras veces). En primer lugar y como siempre, uno nunca sabe en qué va a terminar. Segundo, tu imaginación para la construcción de relatos no me deja de sorprender. No hay vez que no lo haga.
ResponderEliminarAyyy como siempre espero el siguiente con ansias ( 🙂no es presión).
Abrazos y besos! 🎄🎄🎄🎀🎀🎀🎇🎇🎇🧨🧨🧨🎄🎄🎄
wonderful story about lettuce with winter as background..... love to read.
ResponderEliminarThank you for sharing
Esta anécdota explica muchas cosas, siempre me pregunté por qué existían cosas tales como las lechugas moradas, los embalses, las ciudades y las personas...
ResponderEliminarSaludos,
J.
¡Hola!
ResponderEliminarEncantador y entretenido el relato que hoy nos dejas, muy buena imaginación. ¡Me encantó!
¡Un saludo!
Muy divertido final. Estoy frente a la creación de una leyenda, grandioso.
ResponderEliminarAhora tenemos algo para contar cuando vayamos al mercado y pedir lechuga morada.
Saludos.
¡Realmente disfruté leyendo la historia! ¡Feliz navidad!
ResponderEliminarOlá amiga!
ResponderEliminarPassando para desejar um Feliz e abençoado Natal para você e sua família.
Beijinhos.