El vacío
Tras la fina línea
No le parecía real y
mucho menos se creía lo que estaba viendo, sintiendo, escuchando. A lo largo de
toda su vida había renegado de todo, era considerado un rebelde, de esas
personas que solo juzgaban lo que veían y aún con todo ello, incluso a veces
dudada de lo visto.
Su madre lo trajo al
mundo después de dieciséis horas de parto, un niño demasiado grande, que no
lloraba, gritaba, abría los ojos como si realmente pudiese escudriñar dentro de
todas aquellas personas que asombradas lo miraban.
Durante la época escolar
día si y día no llegaba a casa con moratones o sangrando por alguna parte de su
cuerpo. Ya de adulto ningún trabajo le duraba más de seis meses, siempre
acababa discutiendo con compañeros o con los jefes, imponiendo su verdad a
pesar de que no estuviese convencido de ello.
Un hombre con una razón
desviada, del camino sensato, con unas ideas que muy pocos compartían, con una
forma de ser enrevesada y anómala. Poniendo en duda todo aquello que otros
compartían, opinaban o simplemente expresaban.
A punto de cumplir los
sesenta y cinco años, recogía su caja de cartón colocada bajo un puente, ya
nadie de los que allí vivían lo soportaba. Buscó una zona apartada y se
instaló, acaba de colocar sus pocas pertenencias dentro de la caja cuando un
fuerte dolor en el pecho le hizo arrodillarse, pensó en un ataque al corazón,
si bien lo descartó al momento, no podía ser. El dolor cada vez era más
intensó, con la vista nublada se tumbó para no levantarse más. O eso fue lo
último que supuso, puesto que, si se levantó, desde lo alto veía su cuerpo como
se iba alejando más y más hasta que cruzó una fina línea que le hizo revivir
todo su paso por aquella tierra donde naciera.
Lo que estaba viendo,
sintiendo y escuchando no podía ser real, se pellizcó en un brazo y no sintió
dolor, lo único que se le pudo ocurrir era que estaba en un profundo sueño.
Se vio delante de una
puerta de un color blanco como la nieve. A los lados solo vacíos, no quería
llamar, ni abrirla, esperaría a despertarse. Así era él, dudando de todo,
siempre recelando de cualquier situación.
La puerta se abrió de par
en par y un hombre con una mirada limpia, traje y zapatos blancos, lo miró por
un buen rato.
—¡Bienvenido!, estás a un
paso de llegar al cielo.
El hombre observó su
alrededor y tras echar un vistazo, clavó su mirada de desconfianza en unos ojos
que le producían algo que no podía describir.
—¿A un paso? Es decir
que, ¿si cruzo la puerta, estaría en el cielo?
—No, todavía no, aquí
aprenderás lo que olvidaste, sanarás tu cuerpo y tu mente, convivirás con
aquellos que necesitas y aprenderás a valorar las carencias que te atormentan.
—¿Y si no quiero cruzar?
¿Qué pasaría?
—Te quedarías aquí, tú
solo, como verás no hay nada, solo la puerta y el vacío.
—¿Y si me tiro al vacío?
—Puedes hacerlo, pero
volverás aquí una y otra vez.
—¡Bien, pues hasta luego,
aquí me quedo!
Los hay necios hasta después de la muerte. Espero que con el tiempo se le haya pasado... Muy bueno, me gustó.
ResponderEliminarÉl, con tal de llevar la contraria, se la lleva hasta el mismísimo Dios o San Pedro al abrirle las puertas del cielo. Muy bueno, Mar! Un abrazo!!😘
ResponderEliminarMe gusta mucho el protagonista de esta entrada: desobediente hasta el final de los finales.
ResponderEliminarGenial relato. Uy que persona más dificil y se quedo sin nada. Te mando un beso
ResponderEliminarYo de verdad que no sé no sé cómo puedes sorprender una y otra vez, tantas temáticas y tantos sabores querida Mar... Y ya que dije esto porque no lo pude evitar, como siempre, paso a comentar que la imagen es preciosa, digna de esta historia de alguien tan temeroso de lo que habría cruzando la puerta que prefirió quedarse en soledad, quizá pensando que no duraría mucho pero es muy posible que se le haga eterna, eternaaaa...
ResponderEliminarUn gran abrazo amiga 🌹🌹🌹
you write this very good! A lot of emotions... I like it;) follow:) hope U follow back!
ResponderEliminarMe creé una imagen muy triste del hombre. Y más a medida que el relato avanza. Alguien difícil por naturaleza.
ResponderEliminarsmooth to read from beginning to the end.....
ResponderEliminarvery good story....
have a great weekend
A veces se esfuerzan mucho en ir contra la corriente ...
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEl que nace cabezón muere cabezón xD
ResponderEliminarMuy intenso el relato! Me ha gustado mucho el desenlace. Besos
ResponderEliminarMe has hecho pensar que muchas veces los infiernos los fabricamos nosotros
ResponderEliminarPaz
Isaac
Buen relato!!
ResponderEliminarTe mando un abrazo.
Y te espero en mi blog con un nuevo post.
Hola!
ResponderEliminarMuy buena la ambientación, me gustó muchísimo la forma en que lo planteas.
. Saluditos
¡Hola!
ResponderEliminarComo reza el dicho: «Genio y figura hasta la sepultura». Me ha gustado tu planteamiento del más allá, el vacío o enfrentarse a las carencias para llegar al cielo. ¿Habrá traspasado ya la puerta?
Saludos