Infinito
Todo lo que le estaba sucediendo no podía ser infinito, tendría un fin en algún momento, un pensamiento recurrente que se volvía en su contra.
A pesar de esa certidumbre, la cabeza se rompe en pedazos tan pequeños que para volver a unirlos se necesita de tiempo, así como un puzle en el que una pieza se resiste a encajar.
Uno busca la forma,
ayuda, pequeños espacios, para que todos los pedazos encajen correctamente,
intentar que el mundo se ponga derecho y poder ofrecerle su lugar en la
inmensidad del universo.
Si pudiésemos coger cada
parte de nuestro cerebro y ordenarlo a nuestro gusto, o simplemente dejarlo
tranquilo con la seguridad de que el mismo buscaría la mejor solución, para
ofrecer esa vida que todos desean, el infinito solo existiría en la ciencia.
Cuando la mente descubre
que llega al infinito, no intenta resolver que esos pedazos encajen, se deja
arrastrar por la oscuridad de un sinfín de penas que poco a poco destrozan la
serenidad y se vuelven locura.
Dicen que las desgracias
nunca vienen solas, que existen años terribles que parecen interminables.
Cuando la vida se ceba con un ser, este ve la profundidad de frente y cada vez
más cerca de la oscuridad, puede tomar decisiones que no tienen vuelta atrás.
Tener una buena vida no
debería ser un deseo, es lo que debería de ser, que todos y cada uno de los
seres vivos estuviesen preparados para lo que a lo largo de la existencia pueda
ocurrir.
Se enamoró perdidamente, fue feliz mientras se dejó llevar por aquel amor, disfrutó del momento viviendo experiencias que le iluminaban cada minuto. Sin embargo, todo se fue nublando cuando puso en duda aquella felicidad, cuando comenzó a darle vueltas pensando si todo era real o duradero.
El amor se fue opacando con sentimientos negativos
sobre la veracidad de lo que estaba ocurriendo. Poner en duda lo que sientes o
lo que sienten por ti, destroza lo conseguido y posiblemente no se pueda volver
a confiar en los sentimientos propios o ajenos.
Con esos pensamientos
cayó en el pozo infinito de la amargura, sintiéndose culpable por no ser
suficiente, creando un agujero sin fondo que poco a poco tragaba toda su
esencia.
La decisión ya estaba
tomada antes de llegar al fondo, pero no quería reconocer que su mente se
apagaba y su cuerpo se dejaba llevar, volver a unirlos no era una tarea fácil,
sacar todos esos pensamientos negativos le llevaría mucho tiempo, conseguir que
esa fina línea desapareciese era un trabajo que no podía hacer en soledad.
Su único pensamiento
estaba en esa decisión ya tomada y que solo tenía que llevar a cabo, se
necesitaba de valor, de fuerza, de buscar el momento idóneo, de mirar su cuerpo
en un espejo y decirse “hazlo ya”.
La primera vez que abrió
la puerta ya nunca más la cerró, la ayuda estaba allí, al otro lado de la sala,
una hora en la que podía hablar de todo y recibir lo que necesitaba para romper
esa fina línea antes de que se convirtiese en irreversible.
Puede que la felicidad se acabe, pero mientras se tenga hay que disfrutar de ella y no llamar a los malos tiempos. Si vienen solos.
ResponderEliminarSeguramente en este relato muchos podemos sentirnos identificados. En el vaivén de acontecimientos está también el vaivén de sentimientos. Un abrazo Mar 💐🥰
ResponderEliminarGenial relato, a veces uno se siente así pero siempre debe abrir las puertas y empezar de nuevo. Te mando un beso.
ResponderEliminarsure, the feeling follows the events, could be happy and sad....
ResponderEliminarwonderful story... thank you for sharing
Relato reflexivo. Lo importante que es tener ese equilibrio mental y espiritual para afrontar los momentos duros y pedir ayuda si fuese necesario. Un fuerte abrazo, Mar.
ResponderEliminar❤️ un corazón por tu entrada ❤️
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo. Poner en duda tus sentimientos es protegerte ante amores que no valen un duro. ¿Por qué sufrir si se puede evitar? En todo caso, predicaria la calma, el conocerse y la paciencia en conocer a los demás, sea el tipo de relación que sea. Take It snow.
ResponderEliminarÉ muito bom ter o equilíbrio para enfrentar todas as situações.
ResponderEliminarBom domingo
Beijos
very good story
ResponderEliminarHola, muy buen relato, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarBesos desde Promesas de Amor, nos leemos.
Es verdad que a veces la felicidad se acaba, pero otras veces se transforma en otro tipo de felicidad diferente, los años nos van transformando a su paso, al leerte sentí que a veces me he planteado eso, lo bueno es seguir y buscar la felicidad en los pequeños detalles de cada día.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, un abrazo, PATRICIA F.