El retrato de Lucía
Al
mirar la pared del comedor, una sensación de soledad le recorría todo su
cuerpo, se apoderaba de sus entrañas y le producía cuatro o cinco lágrimas que
bajaban por su rostro y que de un manotazo las retiraba, intentando calmarse y
poder comenzar un nuevo día.
El
cuadro allí colgado era su retrato, lo consideraba una obra de arte, y sobre
todo algo muy especial, había sido el último regalo de su amado, del hombre con
el que durante veinticinco años fuera su amigo, su pareja, su compañero. No
habían tenido hijos, si bien era cierto, que por momentos les hubiese gustado,
en otros se sentía completa y feliz, porque aquel hombre suplía con creces
cualquier carencia o deseo.
Él,
partía una madrugada de invierno, sin sufrimiento, sin dolor, incluso sin saber
que no despertaría del que fuera el último sueño.
Los
primeros meses estuvo enfadada con el mundo y en especial con su amado, con el
paso del tiempo aquel enfado se convirtió en pena, en tristeza y posteriormente
en recuerdos que por momentos la hacían sonreír.
Esa
mañana notaba algo distinto en el retrato, donde su cara era la protagonista,
una pequeña mancha se deslizaba desde una parte del pelo hasta el ojo derecho.
—¿Querido,
quieres decirme algo? —la pregunta la hizo al aire, sin darse cuenta en voz
alta, mirando hacia todas las esquinas. En su mente se apilaban sentimientos, a
la vez que creía que se estaba volviendo loca, en el fondo sabía que no le iba
a responder, y se preguntaba que estaba pasando. Porque tenía la sensación que,
a pesar de estar comenzando el día, este se oscurecía como si la noche ya
estuviese encima y la oscuridad intentase absorber su alma, su cuerpo y su
mente.
Los
días fueron pasando y aquella mancha en el retrato cada vez era más notable,
una parte de su rostro desaparecía y en su lugar solo quedaban restos de la
pintura que en su momento el pintor había utilizado para marcar los rasgos y la
expresión de la protagonista.
Cada
vez que la miraba, hacía siempre la misma pregunta, y nunca obtenía respuesta.
Notaba como al tiempo que el retrato desaparecía, su cuerpo se iba ajando, y a
su mente le costaba pensar, discernir cuál era la realidad que se desarrollaba
en aquella acción que, por más que cavilaba, no era capaz de entender, de darle
una respuesta.
Su
mente se ofuscó en creer que eran señales de un fin próximo, de que su amado la
quería a su lado, que ese amor etéreo que ahora existía la reclamaba y
finalmente se dejó abrazar por aquellos sentimientos y allí, en el comedor,
sentada frente a su retrato se quedó dormida para la eternidad.
Los
nuevos inquilinos descartaron varios de los muebles que iban incluidos en la
venta y uno de ellos era el retrato de Lucia, nunca pudieron ver el rostro
pintado. De la pared que estaba colgado manaban gotas de agua de una tubería
que se filtraba de la planta superior.
La mayoría de veces lo más obvio y razonable es la respuesta a lo que puede parecer un gran misterio.
ResponderEliminarMe encantó me encantó! Estos misterios me fascinan, y además creo en esto. Gracias Mar, un besito. 🥰
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarEl final me encantó, es cierto que a veces nos empeñamos en darle significado a cosas que no lo tienen.
¡Nos leemos!
Me gusto la historia. . El final te sorprende te mando un beso.
ResponderEliminarwow this story is really great
ResponderEliminarbeautiful portrait and fascinating story.... love to read it.
ResponderEliminarUn relato misterioso, donde el amor y la nostalgia son protagonistas. Los seres humanos cuando queremos algo "vemos" cosas donde no las hay para convencernos. Ella simplemente quería estar con su amor.
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminarGracias por el relato me encantó.
Besos desde Promesas de Amor, nos leemos.
Un excelente relato, me parecio muy bueno. Un abrazo!
ResponderEliminarconmovedor, me ha movilizado. muchas gracias por compartir
ResponderEliminarMuy buena historia con un final sorprendente.
ResponderEliminarSolo quiero compartir esto aquí,
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Gracias una vez más administrador del blog.
milartienda.com
ResponderEliminarLas obras de arte son una forma de expresión única que enriquece cualquier espacio. Aportan belleza, cultura y personalidad, además de provocar emociones y pensamientos, convirtiéndose en un reflejo del gusto y estilo del propietario.