Terapia extrema de grupo
—Llevo
unos días pensando en como atracar a mi vecina, es una mujer muy mayor, pero
siempre va cargada de joyas, y siento la necesidad de arrancárselas y
venderlas. —La primera mujer que había hablado no tenía más de cuarenta años,
vestía un jersey azul fluorescente que podría iluminar media calle.
—Yo
tengo pesadillas terribles, tan pronto me acuesto, miro a mi mujer y deseo que
desaparezca, me dan ganas de echarle las manos al cuello y tengo que hacer un
terrible esfuerzo para controlarme. —Este hombre no miraba a nadie a los ojos,
se sentía avergonzado de lo que estaba contando en voz alta.
—Siempre
tengo en mente suicidarme, en evaporarme de este oscuro mundo en el que me he
sumergido, cada día es peor que el otro, las noches son terroríficas, lo peor
de todo es que no quiero irme solo, pienso en un lugar con mucha gente y poder
ver sus caras de terror. —El tercer miembro vestía un buen traje, iba aseado y
su mirada estaba llena de ira y odio, a muchos les hubiese gustado saber un
poco más de su vida.
—Ayer
fue el día en el que estuve a punto de cruzar la línea y dejar de ser un
hombre, para ser un animal rastrero. Mi sobrina de ocho años pasó el día en
casa y tuve que controlar mis instintos, nací con un defecto, me gustan las
niñas pequeñas, y no sé cuanto tiempo podré ocultar este deseo. —Desabrochó la
cazadora de cuero que llevaba puesta y se limpió el sudor que corría por sus
sienes, cruzó las manos en señal de rezar y hundió la cabeza en su regazo.
—Yo
he cometido un crimen, sin querer, pero finalmente fue un acto criminal,
atropellé con el coche a un joven que iba en bicicleta y no paré, continué
conduciendo hasta desaparecer. Al llegar a casa, limpie el coche y lo guardé en
el garaje, tengo miedo que alguien lo haya visto y la policía lo esté buscando.
—La mujer movió un mechón de pelo hacia atrás, sus uñas eran de un color rojo
intenso, y nadie pudo notar si sentía un ápice de culpa.
—Hace
dos semanas maté un hombre que sacaba dinero en un cajero, se resistió a darme
todo lo que llevaba, en ese momento solo pensaba en una dosis. Le clavé una
navaja en el pecho y más tarde me enteré de que había muerto. —Nadie hubiese
dicho que aquel joven era un adicto, y mucho menos un asesino.
—Durante
dos semanas realicé un recorrido por los lugares donde se hacen estas reuniones,
alguien me había hablado que todo era confidencial, que lo que se hablase aquí,
nunca saldría de estas salas. —La mujer se había puesto en pie, tendría unos
sesenta años y al tiempo que sacaba una pistola apuntó al adicto, disparó tres
tiros, gritándole que por doscientos euros, al que había matado era su hijo.
Todo un florilegio de perversidades. El alma rastrera del ser humano. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarUy que relato tan fuerte. Me sorprendió el final. Te mando un beso.
ResponderEliminar¡Guau! Me ha encantado el giro final.
ResponderEliminarBesos.
Escalofriante relato al estilo Mar Pedreira. Muchas felicidades amiga. Un abrazo.
ResponderEliminarToda acción tiene consecuencias. Y si bien nos llenamos la boca con perdonar a quienes nos han jodido, la venganza también ofrece descanso.
ResponderEliminarstrange story.....but, beautiful ways to write it....
ResponderEliminarthank you for sharing
¡Hola!
ResponderEliminarMuy perturbador todo (quizás lo que más me perturba es pensar que esto puede ser real), pero me encantó el giro del final.
¡Nos leemos!
Por doscientos euros de mierda, cabrón.
ResponderEliminarMe recordó a los grupos de autoayuda de "El club de la pelea/lucha"
Saludos,
J.
la historia es compleja y requiere más atención. Siempre éxitos para este blog.
ResponderEliminarMuy buena historia con un final inesperado como es tu estilo. Me encantó. Saludos.
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarUn relato interesante con un final que no me esperaba nada.
Nos leemos.
very good post
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminarGracias por el relato, muy interesante.
Besos desde Promesas de Amor, nos leemos.
Muy buena historia, como siempre el final me sorprende, eso me encanta de leerte, porque nunca puedo imaginar cómo terminará.
ResponderEliminarRealmente muy buena, que pases una muy buena semana, PATRICIA F.
Un estremecedor relato. Me gustó como trazaste ése final inesperado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Mar! Rompiendo reglas, comenzando con un diálogo contra todo, desafiando lo innombrable por ser de tema tabú y sobretodo, dejando correr la imaginación. ¡Me ha encantado! Seremos humanos, pero quizás en lo humano hay mucha inhumanidad. 😉 Sigue así. Felicidades 🎉
ResponderEliminarSolo quiero compartir esto aquí,
ResponderEliminarMe diagnosticaron cáncer de mama en etapa 3 en agosto de 2010. Un amigo valioso me habló sobre el Centro Herbal Dr. Itua en África Occidental. Ella me dio su número de teléfono y dirección de correo electrónico. Rápidamente lo contacté para garantizar que sus medicinas a base de hierbas curarán mi cáncer y me curaré para siempre. Dije que está bien. Le pregunto cuál es el proceso de curación, me pide que pague los honorarios que hice y dentro de los 7 días hábiles me envió el medicina a base de hierbas y luego me preguntó Le conté a mi amigo Gómez sobre la droga a base de hierbas para que me diera para ir a beberla. Entonces, después de beber durante dos semanas, me curé, estoy muy agradecida y prometo que lo haré. Se lo recomiendo a cualquiera que tenga cáncer y eso que estoy haciendo. Medicina a base de hierbas El Dr. Itua me hace creer que hay esperanza para las personas con todo tipo de enfermedades o que necesitan medicinas a base de hierbas para la enfermedad. Aquí está su información de contacto [Correo electrónico ... drituaherbalcenter@gmail.com. Web: www.drituaherbalcenter.com.
Gracias una vez más administrador del blog.