TiR





Tir

Amigo fiel

Solo acurrucado en aquel callejón, lejos de los hombres, de otros animales, de su familia, sin ánimo ni fuerza para seguir caminando, decidió quedar oculto entre las sombras.

Llevaba varias horas en aquella penumbra, había dormido, despertado, asustado y entristecido.

No deseaba mirar a su alrededor para no cruzar su mirada con otros ojos, tan pronto comenzaba a amanecer, se sentía inquieto, no sabía si tenía hambre o sed, creía que tenía las dos cosas, pero no se animaba a levantarse para saciar su apetito.

No entendía por qué le habían abandonado, desde siempre pensó que lo querían, que era uno más de la familia, recordaba aquellos niños que jugaban con él, pensaba en aquel hombre que lo sacaba a correr al parque, en aquella mujer que se acurrucaba con él en el sofá.

La llegada a la familia siendo un cachorro lo había hecho feliz, miraba aquellas caras que lo observaban, aquellas manos que lo acariciaban. Fueron momentos que nunca olvidaría, el ver, crecer aquellos pequeños, las vacaciones todos juntos, los paseos diarios los recordaba con mucha felicidad, suponiendo que todos disfrutaban de su compañía.

Llegó a pensar que nunca le pondrían un nombre, puesto que ninguno se ponía de acuerdo, hasta que al final los escribieron en un papel y el elegido había sido Tir.

Se acordaba que, en una ocasión, tras haber ido a comer al campo, le regalaron un muñeco que al morderlo hacía ruido, le gustaba mucho ese juguete. En ese momento lo echaba de menos, ya estaba raído y sin color, a veces ni se acordaba que lo tenía y cuando lo veía le venían recuerdos muy hermosos.

Recordaba un día en el que uno de los niños se había perdido en el parque y tras varios minutos de angustia él lo había encontrado. El niño se había ido lejos y no sabía volver, era pequeño por aquel entonces, había seguido el rastro y toda la familia lo felicitó y le abrazaron incansablemente.

En otra ocasión al comer algo en la calle se sintió mal, toda la familia se preocupó, le llevaron a una casa donde le hicieron tomar algo que le había curado aquel malestar y aquellos vómitos.

No sabía cuántas horas habían pasado, anochecía y por un momento creyó haber escuchado su nombre. Levantó las orejas, de nuevo su nombre sonó muy alto, reconoció la voz de aquel hombre que lo sacaba al parque, los gritos de los niños y de aquella mujer que se acurrucaba con él en el sofá. Se levantó moviendo la cola, allí estaba su familia.

Caminó con las orejas levantadas, los ojos llenos de alegría, emitía sonidos como de querer ladrar. Estaba feliz, lo habían encontrado.

Todos le abrazaron, le dieron besos llorando de felicidad, nunca fuera abandonado, un despiste en la gasolinera les hizo pasar el peor día de sus vidas, al darse cuenta de que faltaba un miembro de la familia deshicieron el recorrido hasta encontrarlo.

Juntos de nuevo continuaron su viaje.

Tir






Comentarios

  1. El sentimiento de cariño, amor incondicional y empatía que se tiene por animal es igual al que los padres tienen por sus hijos. Son cosas diferentes, pero el amor que se tiene por ambos es igual de fuerte. Debemos cuidar a nuestras mascotas de la misma manera que si fueran personitas. Aportándoles las mejores comidas y entretenimientos.

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