Extraños en un avión
Caminaba por el pasillo del avión buscando su asiento y
mirando a los demás pasajeros que ya estaban sentados, lo buscaba, sabía que
iría en ese vuelo, como lo había hecho durante el último año.
Ambos viajaban durante tres días a la misma ciudad por motivos
de trabajo, no se conocían de nada, sus empresas eran distintas, si bien, los
dos se habían fijado el uno en el otro, y acabaron por dedicarse una leve
sonrisa cada vez que se cruzaban, tanto a la ida como a la vuelta.
Durante el vuelo, ella, pensaba que era un hombre muy
atractivo, le gustaban aquellas canas que brillaban en su sien, aquellos ojos
negros grandes que parecían engullirte en un mundo aparte. Cada vez que pensaba
en él, se sentía incómoda, estaba enamorada de su marido, pero no podía evitar
sentir aquella atracción por aquel desconocido.
Él, cada vez que la veía, se imaginaba una tarde a su lado,
si no estuviese casado, le hablaría y la invitaría a salir, era una mujer
atractiva, parecía algo tímida, pues cuando cruzaba su mirada con ella, notaba
como se ruborizaba.
Ya estaban avisando a los últimos pasajeros y pensó que él
ya no subiría, se había equivocado, lo vio cruzar el pasillo apurado mirando
cual era su asiento, y la sorpresa fue que sentaría a su lado.
Él, también se quedó sorprendido, se acomodó en su asiento,
la miró, y la saludó con una sonrisa, no se sentía capaz de decir o hacer nada,
se había puesto nervioso, aquella mujer le atraía muchísimo.
Ella, se movió en
el asiento y sin querer le rozó la mano, se disculpó con la voz temblorosa, se
sentía como una colegiala en su primera cita.
El avión despegó, y no se cruzaron palabra en todo el viaje,
ambos cerraron los ojos haciendo que estaban dormidos, en el aire flotaba la atracción
que estaban sintiendo el uno por el otro.
En la terminal, él se le acercó y le preguntó si le gustaría
tomar algo por la noche. Ella aceptó de inmediato, esa afirmación salió de lo más
hondo de su interior, no hubo duda, lo estaba deseando.
Las tres noches que pasaron en esa ciudad, se la dedicaron
el uno al otro, fueron sinceros, los dos estaban casados felizmente, sin embargo,
algo pasaba entre ellos dos que no podían evitar, se atraían, estaban bien
juntos, lo pasaban bien y se hacían felices.
La felicidad era tan grande que no se sentían culpables, pensaban que
esto solo pasaba una vez en la vida, que no tenía por qué afectar a sus
relaciones, que no se iban a pedir nada el uno al otro, solo esos tres días.
De regreso, les tocó en asientos separados, de vez en cuando
se buscaban con la mirada. Ella pensaba que el destino era muy atrevido, les
había dado tres días maravillosos, se habían conocido y habían disfrutado juntos.
Al mes siguiente, ninguno de los dos volvió a hacer aquel
viaje, ambos pidieron un cambio en sus trabajos, él no sabía que ella lo había
pedido y ella tampoco lo sabía, no querían romper sus respectivas relaciones,
se quedarían con aquellos tres días que el destino les había regalado.
Me gustó mucho esta historia, en verdad me gusta todo lo que escribes. Muchas gracias por compartir.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Un beso
EliminarOlá
ResponderEliminarHistória bastante interessante, mas gostava que explorasse mais a cena entre elas de forma mais provocante e ao mesmo tempo excitante.
Beijinhos
Os Piruças
Si, no estaría mal. Gracias por pasaros al blog. Un beso
EliminarY ahora que el destino haga de las suyas y se vuelvan a encontrar fortuitamente en ese otro trabajo ¿No?
ResponderEliminarO ahora toca el arrepentimiento.. Buena historia, ahora a prolongarla.
Muchas gracias.
EliminarHolaa
ResponderEliminarMe he quedado un poco loca con esta historia. Es como que los protas hacen aquello que uno podría imaginar y no se atreve, no?
Con ganas de saber más
Gracias, un saludo
EliminarHola! He encontrado tu blog de casualidad en los comentarios de otro blog y me ha dado curiosidad. He leído tu relato y me ha gustado mucho así que me quedo por aquí como nueva seguidora! Si te apetece pasarte por mi blog eres bienvenida y si te gusta lo que ves y quieres suscribirte estaré encantada! Un besote!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola guapa
ResponderEliminarSiempre sabes como cargar tus relatos de pasión y mucha atracción, eso me encanta!
pero menudo riesgo han corrido nuestros protagonistas por esos tres días! Me gusta el final, para ambos triunfó la seguridad de sus relaciones
Un besazo
Curiosa historia, diferente a lo que estoy acostumbrada a leer, ya que esta aventura-no aventura solo dura 3 días y tienen fuerza de voluntad para tomar decisiones que hacen que no vaya a más ni estropee sus vidas familiares, bss!
ResponderEliminarOhh que historia más chula. A ver si ahora se vuelven a reencontrar en ese nievo trabajo. Sería genial! La verdad que se te da genial ponernos en tensión. XD bs
ResponderEliminarBuen relato, me mantuvo el interés de principio a fin, aunque el final me sorprendió un poco pero creo que es mejor así y no tentar al destino.
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