Braulio
Desde la cocina, mientras
recogía los platos, miraba hacia el salón, espatarrado en el sofá, estaba
Braulio, llevaba diez días allí tirado, se levantaba para ir al baño, para ir a
dormir y poco más. Durante esos diez días, bebía cerveza, comía cacahuetes y
veía partidos de fútbol que tenía grabados. Se le quedó mirando durante un buen
rato, él, ajeno a la mirada de su mujer, se desperezaba o les gritaba a los
jugadores como si el partido fuese en directo o fuese la primera vez que lo
veía.
Miraba a aquel hombre, su
Braulio, en calzoncillos, pensaba que era poco agraciado, que había engordado
mucho y que se estaba quedando calvo, se le llenaron los ojos de lágrimas, no
le importaba, quería a su Braulio, era un panchón, un bruto, pero era su
Braulio.
Él, se entretenía todo el
día, no molestaba, pero tampoco daba conversación, la empresa había cerrado
durante el confinamiento, Braulio se apoderó del sofá y de aquellos
calzoncillos.
Tenía que hacer algo, los
primeros días, los había llevado bien, pero aún quedaban muchos días atrapados
en aquellas cuatro paredes. Sacó todos sus utensilios de belleza y se acercó al
sofá.
—Braulio, cariño, me
aburro, ¿me dejas que te ponga guapo?
Braulio la miró, con esa
cara sonrosada, y le preguntó:
—¿Me tengo que levantar?
—No cariño, no hace falta
que te muevas, yo te traeré las cervezas que necesites, pero tienes que dejarme
hacer lo que quiera.
—Bien, si no tengo que
moverme, soy todo tuyo.
Comenzó por los pies, le
hizo la pedicura completa, le llevó su tiempo, aquellos pies estaban perdidos,
luego le pinto las uñas de un color rojo pasión. Siguió con las manos, unas
manos fuertes, le arregló las uñas, le depiló algunos pelillos que tenía en medio
de los dedos, y le pintó las uñas de color rosa. Continuó con el pelo, se lo
arregló, lo peinó y luego le hizo una mascarilla facial, le arregló las cejas,
lo afeitó y lo maquilló. Estaba guapísimo.
Él, se dejaba hacer,
sabía que su mujer necesitaba distracción, no le importaba, estaba feliz en
aquel sofá, con sus cervezas y sus cacahuetes, de vez en cuando daba un grito a
algún jugador que había cometido un fallo, luego se relajaba.
Ella, le sacó unas fotos
y se las envió a sus hijos, hubo varios minutos de risa a costa de Braulio,
todos lo necesitaban, y por unos momentos se olvidaron de todo lo malo que
había afuera.
Siempre he creído que de las crisis surgen las oportunidades, pero después de leer tu texto lo creo aún más, ya que la situación que estamos viviendo ahora te ha servido de inspiración para un nuevo relato, que por cierto me ha arrancado una sonrisa como a los familiares de Braulio. Gracias por compartir, un besote
ResponderEliminarEstoy convencida de que de esta saldremos con grandes aprendizajes, cada persona los suyos y que a pesar de los malos momentos habrá muchos otros de risas compartidas. Puedo imaginarme la cara de los hijos de Braulio cuando vieron las fotos. Gracias
ResponderEliminarEra para rematarle con un: "Luego de todo eso trabajo, a ver si te pones ya a hacer algo, Braulio ingrato".
ResponderEliminarBuena manera de aprovechar el tiempo del que disponemos ahora, con este texto del protagonista Braulio me vuelves a enganchar a su lectura y tu forma de escribir
ResponderEliminarMientras leía, pensaba para mis adentros: "si yo fuera esposa de Braulio, lo mandaría a que contribuyera en la limpieza de la casa, por lo menos" xD pero debo decir que fue un texto corto y atrapante, Saludos!
ResponderEliminar¡Hola! Una historia muy distinta, creo que en estos días se puede haber muchos Braulio, lo que me gusta es la risa y más ahora por la familia. Tu manera de escribir siempre deja a mí con muchas ganas de saber más sobre los personajes además que en el fondo sería lo que le pasaría a Braulio en el instante que pasa mentalmente. Además tú redacción es lo máximo cosa que conmigo es complejo por la Dislexia.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarLa verdad es que me he quedado un poco confundida, aunque solo al principio. Vamos, cuando nos estabas describiendo a Braulio desde los ojos de su mujer, creía que estaba enfermo o algo. Pero después me di cuenta que simplemente, Braulio era así, y el hecho del confinamiento no ayudaba mucho. Por lo que admiro a su mujer, inmensamente. Ya no solo por amarle, sino por la majestuosa idea de acicalarlo de ese modo jajajaa. Sin duda, momentos como los que estamos viviendo, nos hace más creativos ¿verdad? Y mejor, si esas ideas, nos sacan una sonrisa.
Besotes
¡¡Holii!!
ResponderEliminarEse Braulio se ve que es un trozo de pan con su mujer. Hay que reconocer, que no todos los maridos se dejarían hacer eso, y mucho menos pintarse las uñas con esos colores. Yo he notado desde que estamos en cuarentena, que estoy un poco más creativa, así que le estoy sacando partido pero bien.
¡¡Bssos!!
Hola!
ResponderEliminarAl principio estaba esperando un conflicto con su esposo tirado en el sofá, pero me llene de ternura al seguir leyendo, la cuarentena, al igual que todas las situaciones impactantes que vivimos definitivamente son fuente de inspiración, tanto para escribir como para descubrir cosas nuevas y viejas que hemos olvidado, y sentí esa nostalgia. Excelente relato!
Que bonito, sin duda alguna poder olvidar lo que hay fuera es necesario si estamos bien acompañados. Me encanta
ResponderEliminarBonita historia sobre una pareja durante el confinamiento. En momentos como los que nos toca vivir, hay que sacar lo mejor de cada uno y la creatividad es una de esas cosas que nos ayudará a vivir mejor y más felices estos momentos duros y complicados. Enhorabuena por tu relato y tu creatividad.
ResponderEliminarhola guapa, me ha encantado que Braulio se deje hacer mientras no tenga que moverse del sofa, aunque a ver cuanto se dejarian asi tan alegremente, asi que al final no era tan mala compañia como parecia! besos
ResponderEliminarOmg!!! Aquí apenas empezamos el confinamiento y espero tener mucho que hacer para no aburrirme y empezar con el tratamiento completo para mi marido jajajajaja
ResponderEliminarDe.verdad las crisis siempre dejan algo bueno, aprendemos a escuchar a los demás, a leer más, a conocer más...los días así ya sea de enfermedad o por que uno se queda en casa por que sí...siempre los e aprovechado en aprender algo nuevo..
Que todo pase pronto, seamos pacientes y prudentes .. si no mi marido si o sí terminara con unas rosas jajajaja
Muy bueno gracias por este momento de relax
Jajaja vaya una escena que se repite en muchas casas, me parece a mi, pero resulta graciosa.
ResponderEliminarHay mucho por hacer y como nos pongamos en el sofá cualquiera nos levanta después.
Un saludo y mucho ánimo
¡Hola! Me gusta mucho el cariño que demuestran estas líneas. Creo que es una historia muy real y que seguro que estamos viendo día a día en esta circunstancia. Gracias por compartirlo con nosotros.
ResponderEliminarUn besote! ^,^!!
ELEB
hola guapa
ResponderEliminarAy me parece un relato muy acorde a los días que estamos viviendo, sin duda en muchos hogares habrá un braulio, o más de uno si los hijos siguen el camino de los padres
Me gusta el enfoque que le has dado
Un besazo
Hola bella, creo que siendo objetivos, eso les pasa a más de una mujer con sus maridos, los maridos cuando se casan, llegan a una especie de tránsito de comodidad, que poco tiene que ver con un matrimonio, feliz, pero me gusta el final, el hecho de que se olviden de lo malo que está pasando fuera y que con sus hijos hayan compartido fotos y demás
ResponderEliminarMe recuerda al confinamiento que estamos viviendo y uno debe ser creativo para lograr distraerse y no entrar en pánico o ansiedad, es bueno ver siempre el lado positivo porque si nos centramos en lo negativo caemos en un espiral que no nos lleva a nada bueno.
ResponderEliminarHolaa
ResponderEliminarEste relato es muy adaptable a nuestro día a día ahora mismo. Me he reído imaginando la situación. Y no te negaré que hasta le he puesto ojos golosos a mi marido planteandome si lo pongo o no en práctica. Al final me lo he pensado mejor ;). jajjaaj
Besotes
En el fondo, Braulio me dio pena. No sé si ha tenido claro que su mujer le pintó las uñas y lo maquilló. Tirado en el sillón, sin espejo a mano, da la sensación de que no.
ResponderEliminarUn relato muy oportuno para estos días de confinamiento, aunque si te soy sincera, no se me ocurriría hacer algo así con mi marido, claro está, que no se parece a Braulio.
Hola!!! Un relato muy ameno, todas tenemos un Braulio en nuestra vida, pero no sé si el mío se dejaría hacer todo eso. La verdad es que me ha sacado una sonrisa que no es poco en estos días tan inciertos. Espero que el confinamiento te sirva para crear más relatos como este y por supuesto espero que tú y tu familia estéis bien. Un abrazo!
ResponderEliminarEs una bonita manera de que la familia le pueda ver y al menos echar unas risas olvidándose de todo lo que está pasando.
ResponderEliminarhay gente que lleva muy mal lo de estar encerrado sin trabajar y los que no lo llevamos tan mal no nos damos cuenta.
Me ha gustado mucho el post, sin duda en tiempos de crisis se debe de ver el lado positivo, es difícil pero lo está, todo está en saber encontrarlo..
ResponderEliminarSaludos.
Ay yo que me iba por el lado de que ella gustaba de las mujeres y lo convertía en tal...Jaaajaja Y Braulio tan enfrascado en el futbol que qué mas da... ni cuenta se daba de su look..
ResponderEliminarMuy bueno...
Hay un reto por YT que es "mi novio/marido me maquilla", así que tu relato me ha recordado totalmente a eso. Hay que buscar distracciones hasta debajo de las piedras estos días, aunque no todos se prestarán voluntarios jajaja, bss!
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