Entre oro y plata
Lo había tenido todo
desde pequeña, sus caprichos se materializaban al momento, sus peticiones eran
atendidas sin reproches, no tenía más que pedir y se le concedía, de esa forma creció,
vivió y llegó a la cuarentena.
Hubo un tiempo que pensó
que la vida era injusta, de tenerlo todo pasó a no tener nada, llegaron los
malos momentos, la mala cabeza, el pensar que lo material nunca se acabaría.
Algo que nunca supones cuando no precisas nada, ver que les pasa a otros no va
contigo, errores que se comenten porque no duele el esfuerzo, porque todo llegó
hecho, no hizo falta el sudor de la frente para conseguirlo, soberbia inocente
por no diferenciar la cruel realidad.
De tenerlo todo a no
tener nada sucede más de lo que uno cree, las malas decisiones, las cabezas
locas y el creer que todo dura eternamente. A ese momento llegó Elvira, a no
tener nada, los bancos se quedaron con las propiedades, las cuentas embargadas,
las obras de arte y las joyas vendidas para poder tener efectivo, que con el
ritmo que llevaba se acabó antes de lo que esperaba.
Durante unos días se
quedó en el apartamento de un amigo, intentó buscar un trabajo, se dio cuenta
de que no sabía hacer nada. Desesperada se acercó al puente a mirar las aguas
turbulentas del gran río que cruzaba la ciudad, no tenía intención de tirarse,
aunque barajaba la idea, sabía que no lo haría.
Él se acercó y le
preguntó si tenía pensado saltar. Ella le miró, era guapo, muy guapo, alto, vestido
de forma vulgar, pero le sentaba bien, le respondió que no era su intención,
que solo miraba la libertad de las aguas.
Desde ese momento todo
cambió para ella, ya tenía un trabajo, él la había convencido para entrar en su
banda de ladrones. No se lo pensó dos veces, por lo menos podría servir para
algo.
Tras tres meses
preparando el asalto a una joyería, se sentía eléctrica, la sensación le
gustaba, volver a tocar joyas era algo que la hacía sentirse exaltada, estaba
deseando que llegase el momento, se sentía preparada.
Los cuatro que componían
el grupo, tendrían que seguir al pie de la letra cada uno de los pasos, en dos
minutos tenían que entrar, coger lo máximo posible y salir. Con lo que no
contaban era con la avaricia de la nueva integrante,
Elvira al ver que podía
llevarse todas aquellas joyas, olvidó todo lo aprendido, ellos ya habían
salido, ella continuaba llenado su bolsa. Rodeada por la policía, sacó su arma
y fue abatida entre el lujo al que estaba acostumbrada. La última mirada fue para
aquellas joyas mientras pensaba que, a pesar de no servir para nada, moriría
rodeada de oro y plata.
Todos los ladrones que roban para cualquier cosa que no sea comer, deben morir. Más le hubiera valido a esa malcriada iniciarse en algo más digno para ganarse la vida. Actriz porno, por ejemplo.
ResponderEliminarUna história muy bién contada, pero con un fim trágico.
ResponderEliminarLos caprichos se pagam bem caros.
Abrazo de Lisboa!
¡Hola!
ResponderEliminarQue triste debe ser vivir con esa ansia de querer rodearse de lujo, joyas, oro... y no poder hallar el modo de poder vivir una vida plena sin tanto material.
Obvio que una muerte no es para alegrarse, pero sí creo que todos somos responsables de nuestro destino y por lo que nos cuenta la historia, ella sola se llevo de cabeza hacía el.
Buscar, o encontrar un camino fácil, no es jamás la solución.
Besotes
Hola!
ResponderEliminaruna pena dejarse llevar por las malas decisiones y terminar así. La avaricia rompe el saco y, en este caso, a la pobre le rompieron el estómago por no haber sabido parar a tiempo y huir aunque fuera con menos botín pero si ilesa y con vida.
Besos!
Me deja pensando tu relato, cuantas personas como Elvira habrán en estos momentos en que la vida ha dado un giro de 360° , muchos negocios quebrados y miles de personas reinventándose, quizás para muchos la vida nunca volverá a ser la misma del año pasado.
ResponderEliminarHola! Qué triste esta historia, pero tan real... Hay muchas personas que no están preparadas para un cambio así. Tiene que ser duro tener todo y de repente no tener nada. Creo que lo has explicado muy bien. A Elvira le pudo la codicia, pero porque no supo controlar ese cambio que había ocurrido en su vida.
ResponderEliminarHola!!
ResponderEliminarVaya historia, la verdad que piensas Joe cuanta gente hay así que intenta esa vida, valora tanto lo material y luego realmente no tienen la felicidad plena verdad, hay que darle importancia a cosas más importantes. Me quedo con el moría como había nacido...
Besos.
Con lo mal que está el mercado laboral cómo iba a rechazar un trabajo, aunque fuera de ladrona. Que la avaricia rompe el saco nunca tuvo una definicón más literal, lo peor que parece que sus compañeros escaparon pero ella no tuvo tanta suerte, bss!
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