Las puertas Demasiadas veces lloraba cuando cruzaba la entrada que la llevaba hasta la más oscura de las penumbras, horas y horas con la tristeza aflorando sin saber cuál era el temor de cruzar el patio de los recuerdos, aquel espacio donde las almas se reunían para recordarle que ya no estaba viva, que el tiempo regalado había terminado, que simplemente quedaba lo que habías sido, hecho o vivido. No sentía que perteneciese a ese espacio, a ese tiempo, se habían equivocado, no podía ser que le arrebatasen su vida, le quedaban demasiadas cosas por hacer, por decir, por soñar, sin embargo, allí estaba entre aquellos sin expresión, sin pasión, sin sueños, sin ilusión. Recorrió con pasos apurados aquel tramo en busca del culpable de su situación, no renunciaría a su deseo de volver a vivir porque alguien más poderoso lo hubiese decidido, le tendría que dar una explicación y sin duda que la pediría. Aquel trecho nunca se terminaba, caminaba mirando a los de su alrededor sin que nadi
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Cuantas sirenas en la oscuridad, cuanta impotencia. Me gustó mucho, mucho sentimiento, mucho tacto. Besos y por aquí seguiré como siempre. Maica.
ResponderEliminarCuánto dolor puede haber, cuánto que ni siquiera podemos imaginar. Y cuánta indiferencia del mundo, cada quien enrollado en lo suyo. Me hizo sentir. Gracias, Mar.
ResponderEliminarHola Mar..
ResponderEliminarTodos somos amor y merecemos dar y recibirlo pero nos engañan utilizando el miedo.
La mayoría de las veces no somos conscientes que cada persona esta librando una batalla en su interior .
Tanto en tan pocas palabras.
Saludos
La verdad es que muchas veces no nos podemos imaginar el dolor que puede acumular una persona, cuantas luchas debemos tener con nosotras mismas antes de empezar el día
ResponderEliminarun relato muy bueno, y además muy intenso, la verdad es que hay veces que se acumula muchisimo dolor y respecto a los demás no se nota, es una pena, la gente es totalmente egoista hoy en día. u
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarLa verdad es que vivir de ese modo debe ser una auténtica condena.
Así que o una se resigna o como esa sirena, da ese paso hacia delante y lucha por lo que quiere. Aunque es inevitable sentir miedo, siempre será mejor que cumplir condena en la oscuridad.
Me encantó mil el relato.
Besotes
Hola
ResponderEliminarQué profunda ha sido la lectura. Qué triste día tras días soportar ese dolor. Todas merecen ese cariño y que puedan disfrutar libres y en paz. Hay que ser empáticos y entender que cada uno puede sufrir en silencio...
Besotes
No hay que dejarse engañar por una fachada. Dentro, se esconden muchos secretos que la gente no ve.
ResponderEliminar¡Buenas!
ResponderEliminarGenial el texto como siempre.
El tema de las sirenas siempre me ha parecido alegre, pero es verdad que bajo este punto de vista (que se puede asemejar mucho a lo que muchas mujeres viven aun siendo humanas) da mucha tristeza. El final me ha gustado mucho, en busca de la libertad del resto de ellas.
¡Un saludo!
Me ha querido recordar a a la Sirenita, no conozco otras historias donde la sirena consiguiera piernas para cambiar de vida. Por cierto, casi siempre las pintan de embaucadoras y no reflejan esta parte de tristeza,bss!
ResponderEliminarSiempre he tenido la curiosidad si en realidad han existido, es que la ciencia ficción siempre nos sorprende y el tema de las sirenas es algo que parece tan real en como nos los cuenta a veces. Y respeto a tu entada que triste el vivir de esa manera, suele ser la realidad de muchas mujeres hoy en día, en pocas palabras muchas somos o hemos sido unas sirenas.
ResponderEliminarme parece dulce y una preciosa metáfora... creo que en algún momento me he sentido sirena...
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