Susurro
Sentada bajo un árbol con
los pensamientos confusos miraba las ramas, todas ellas cargadas con sus hojas
verdes y pensaba que cada una reflejaba cada mes pasado al lado de su amor,
tantos días, semanas y meses que se fueron convirtiendo en años junto al que amaba
con cada fibra de su piel. Recordaba cada instante, palabra, beso y cada
caricia. Al igual que algunas hojas del árbol que se caían, su amor también
había desaparecido, todos aquellos años de felicidad en los que nunca pensara que
se podía acabar; porque cuando uno es tan feliz su mente no piensa en lo
terrible de perder el amor, cree que todo seguirá su rumbo año tras año. Pasar
de la felicidad a la tristeza en poco tiempo no se podía asimilar sin dolor, sin
pena. En esos momentos sentía hasta odio sabiendo que estaba abrazando a otra,
que quería a otra, que bailaba con otra, no podía evitar sentir ese sentimiento
ruin por esa mujer que ni conocía, por el momento no podía odiarlo a él, no
podía culparlo, no podía evitar sentir que todavía le quería, estaba tan segura
de quererlo a su lado que le hubiese perdonado.
Cerró los ojos buscando
un alivio para esos pensamientos que lo único que le producían era tristeza,
angustia, aflicción, no quería odiar porque le dolía el alma, el corazón. En su
interior sabía que él era el culpable de haberse enamorado de otra, de haberla
engañado, de crearle una ilusión, una vida ficticia
El árbol movía sus ramas
al compás del viento, parecía susurrarle palabras de aliento, se sentía
acaricida por la brisa, tocada por cada hoja que caía, arropada por su grueso
tronco, respiró profundamente dándole las gracias por entenderla, por hacerle
ver que era una mujer fuerte, que si una vez se había enamorado, podría volver
a enamorarse, volver a sentir, a reír, a llorar de alegría, no quería odiar, ni
sentirse vencida, se levantó abrazando a su aliado, dispuesta a continuar una
nueva etapa, segura de que le llevaría tiempo, que lloraría, que su tristeza
sería visible por momentos, pero no odiaría, ni perdonaría a aquel que un día
le juro amor para siempre. Desde lo lejos se volvió para recordarle al árbol
que regresaría sana de mente y alma, que nunca olvidaría su ayuda.
Así era la mente intentaba
ver lo positivo con pequeñas cosas que le ofrecía la vida, sin palabras, sin
abrazos solo con el susurro del aire, el murmullo de las hojas caídas, el
abrazo de la naturaleza.
Momentos complicados, en los que primero parece que le odia, luego que le sigue queriendo, que no tuvo la culpa, que en realidad sí...Difícil dar carpetazo cuando se han compartido muchos años pero sabia decisión aprender a sentirse mejor consigo misma,bss!
ResponderEliminarBoa tarde minha querida amiga, passando para lhe dar um agrande abraço e desejar um Feliz Ano Novo com muita saúde.
ResponderEliminarHola! Como siempre, me encantan tus relatos por tu forma de escribir y los finales. Me encanta y coincido con vos en lo que mencionas al final cuando decís que hay que ver el lado positivo con pequeñas cosas de la vida.
ResponderEliminarMe encanta las emociones que transmite, las sensaciones que te acercan a quien las vive. Es de agradecer que a través de estos fragmentos nos permitas conectar y desear descubrir más.
ResponderEliminarMuchas veces nos olvidamos de disfrutar esos pequeños momentos de felicidad que la vida nos regala, nada dura para siempre. Solo quedan en nuestra memoria como valiosos tesoros.
ResponderEliminarMe encantan tus relatos.
Que recibas un feliz año nuevo.
En ese tipo de situaciones puede haber sentimientos encontrados, como le ocurre a la protagonista, porque son muy difíciles de asimilar. Lo que está claro es que nada es para siempre. Aprendizajes que nos deja la vida. Y que la naturaleza ayuda muchísimo. Sana. Deberíamos unirnos más a ella y volver al origen.
ResponderEliminarEN cuanto al relato, siempre resulta sorpresivo. Le das unos giros alucinantes. ¡Bien hecho!
Hola!
ResponderEliminaruna situación bastante triste de la que se puede salir. Me gusta el toque de optimismo del final, en el que la protagonista se da cuenta de que, aunque ahora mismo duela, va a ser capaz de seguir adelante.
Besos!!
¡Hola!
ResponderEliminarAi el amor, y esos vientos que hacen pueden llegar a ser una brisa embriagadora o un auténtico huracán.
Cierto es que es difícil digerir que la persona amada ame a otra persona, y obvio que eso puede causarnos un gran dolor. Pero sin duda me quedo con el mensaje de que, no tenemos que aferrarnos a imposibles, porque el camino está lleno de un sinfín de cosas por vivir, como por ejemplo, volver a encontrar el amor.
Como siempre, un gustazo leer tus relatos.
Besotes
El amor a veces puede ser la paz que calme todo en nuestra vida, pero muchas veces el caos que nos hace vivir bajo una tormenta donde se nos hace difícil ver la salida.
ResponderEliminarHistoria pequeña, pero intensa... Estas reflexiones que nos dejan sabor dulce, son las que mas disfruto. Siempre te he dicho que eres muy profunda en tus relatos y reseñas, por eso me encanta tu blog. Besos y abrazos a la distancia.
ResponderEliminarCreo que el ser humano está en constante aprendizaje, y nada es para siempre como dice la reseña, están importante aprender diferenciar lo que es real lo que no, me encanta leerte un saludo y feliz noche de Reyes
ResponderEliminarQué bonito y evocador, aunque un tanto trite. Yo echo mucho de menos el perderme por la naturaleza precisamente eso, a escuchar nada más que el susurro de los árboles. Es renovador.
ResponderEliminarHola guapa, pues me ha gustado mucho tu relato, hacia dias que no te leia y me he sentido fascinada de nuevo por como escribes y por como pasas a palabras algunos sentimientos! en este caso he sentido ese vinculo con la naturaleza! besos
ResponderEliminar