¿Para qué he nacido?
Nacer y disfrutar de una infancia feliz debería de ser igual para todos, cualquier recién nacido al abrir los ojos tendría que sentir amor, cariño y la protección de la mujer que le dio la vida. La infancia debería ser un derecho que se otorgase a todos los niños de cualquier parte del mundo, ser querido, jugar, reír, notar el abrazo y las caricias harían que muchos creciesen sanos de mente, alma y espíritu.
Por desgracia no es así,
unos nacen con estrella y otros como se suele decir estrellados contra un muro
infranqueable. En ocasiones fatales uno se pregunta que le llevó a esa persona
realizar tales atrocidades y si se profundizase se descubriría que importante
es el amor desde el momento cero, cuantas mentes son salvadas por un abrazo,
una caricia, una palabra cariñosa, una estabilidad emocional.
Este es un caso ficticio,
pero también podría ser real, os dejo con Isidro y su pregunta ¿para qué he
nacido?
Llegó en silencio, tan
pronto lo apoyaron en el pecho de su madre, esta ni le miró. Nunca supo lo que
era un abrazo, una caricia, un beso, había nacido de una mujer adicta a la
bebida, las drogas, la lujuria. Jamás supo de su padre, y cuanto más crecía más
ponía en duda que tuviese una madre, pues, aquella mujer solo le diera la vida.
Recordaba el día que dejó
de llamarla mamá, tenía tan solo seis años, tras pasar toda una noche y parte del
día siguiente atado a un armario mientras ella celebraba una fiesta y no quería
que la molestasen. Así fueron pasando los años con la lección aprendida, mientras
hubiese hombres en casa se estaría callado, escuchando como retozaban. Cientos de mañanas la encontraba tirada en el
salón sobre su propio vómito, al principio comprobaba si estaba viva, después
simplemente la sorteaba para poder comer algo de las sobras que los invitados
habían dejado.
Desde que tenía recuerdos
nunca había sentido una mirada, las palizas ya no le dolían, su pequeño cuerpo
era insensible a los golpes o a los empujones, por el contrario, el alma estaba
rota en mil pedazos desperdigados por su corazón los cuales ya nunca podría volver
a juntar.
En el barrio nadie sabía
que en esa casa vivía un niño, desde la ventana observaba como jugaban en la
calle a la pelota, como subían al autobús con sus mochilas y sus madres les
daban un beso, como corrían de un lado a otro felices y sonrientes. Veía a los
más pequeños de la mano de aquellas mujeres cariñosas y afectuosas que los
llevaban al parque. Él no había tenido ninguna oportunidad, no entendía por qué
no era querido, porque le había tocado una madre así, si él no había pedido
nacer.
Con doce años sin
estudios, sin conocer más sentimiento que el dolor, el maltrato, la soledad,
abandonó aquella casa, saldría a buscarse la vida, a conocer lo que existía
fuera de aquellas cuatro paredes, a descubrir el mundo, a conocer gente. Pero
si la vida era dura allí dentro, más dura era fuera, se encontró de todo, gente
desalmada, depredadores, bandas, que, en lugar de hacerle un bien, lo
convirtieron en un insensible, si es que todavía podía serlo más.
No había cumplido los
dieciocho años y ya había conocido el correccional, ahora estaba buscado para
ser encarcelado por robar e intimidar con un arma blanca. En su interior se
revolvía la maldad de la mujer que lo pariera, entraría en la cárcel por la
puerta grande, posiblemente no saldría nunca de allí, su fuero interno no le
permitía dejar sin castigo a la culpable de su vida.
Llamó a la puerta, una
mujer que tardó en reconocer como su madre la abrió tambaleándose pensando que
era un cliente, intentó hacerse la interesante hasta que le reconoció. Cerró la
puerta tras de él, empujándola hacia el salón, todavía había restos de vómito,
restos de comida, botellas vacías de todo tipo de licores, jeringuillas,
ceniceros llenos de colillas, echó un vistazo y no tuvo dudas de que la
culpable estaba frente a él. Cuando ella se dio cuenta de sus intenciones, ya
era tarde.
Ni siquiera la madre de un pato negro tendría ese comportamiento.
ResponderEliminarEs una historia terrible y muy real. Hace 5 años que trabajo con esos niños y es imposible no llevarse a casa un gran dolor, cuando los vemos con esa "violencia interna" propia del contexto en donde viven, del desamor, el abuso, la violencia domestica, el hambre y tantas otras cosas imposibles de describir. Muchos tienen sentimientos nobles y la educacion mas algunas personas de luz que se cruzan en sus vidas, los transforman..otros ..lamentablemente repetiran la historia.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo enorme.
Te cuento que por aqui
https://eli59elgristambienexiste.blogspot.com/
comparto a diario entradas diferentes de blogueros como una manera mas de interactuar y conocernos. Estas invitada cuando gustes pasar.
Pobre niño fue criado sin amor. Muy buen relato y muy real. Te mando un beso
ResponderEliminarAii, que historia tan triste y a la vez que conmueve mucho. Algo que por desgracia suele pasar a muchas personas y se habria de cambia. Gracias por compartir
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarEs cierto, todos los niós deberían tener una infancia feliz y sin preocupaciones... lamentablemente, historias como la que cuentas (aunque esta sea ficcion) ocurren con demasiada frecuencia: hijos no queridos, con madres con enfermedades o adicciones, que en vez de protegerlos los maltratan física o mentalmente. Qué penita...
Uma história triste e comovente!
ResponderEliminarPor vezes a vida nos parece tão injusta, incompreensível, quando observamos com detalhe estes casos que abalam a nossa consciência...
Un abrazo!
Por desgracia, como tú dices, bien podría ser una historia real. Son pocas las que trascienden a la opinión pública, pero más de uno no habrá podido olvidar tanta crueldad y se habrá tomado la justicia por su mano,bss!
ResponderEliminarTotalmente que hay casos reales y en mayor medida de lo que pensamos. Indudablemente, tener una infancia feliz y con calidad de vida debería ser un derecho de todos y prioritario.
ResponderEliminarUn abrazo gigante!
¡Hola!
ResponderEliminarSencillamente, el bello de punta.
Por desgracia existen muchos Isidros. Niños que no solo les han robado su niñez a base de goles y maltratos, sino que además les roban su madurez, porque creo que es imposible que eso no le haga mella a uno.
Obvio que no me gusta lo de que cada cual se tome la justicia por su cuenta, porque sino el mundo sería más caótico de lo que es, y porque no creo en la justicia arrebatando una vida, pero es que me es imposible no poder entender a este Isidro de tu relato como a tantos otros, aunque sea una mijita.
Besotes
Esto es lo que la falta de amor puede hacer... Talvez ni siquiera su madre sabía lo que era eso. Gran historia y gran mensaje. Besos
ResponderEliminarHola... Un tema que mueve mucho mi sensibilidad creo que muchos hemos tenido una infancia feliz pero a la vez hemos visto como hay quienes le dsgracian la vida a seres tan inocentes y como esos niños sufren sin uno poder hacer nada. Un relato muy acorde con la realidad. Saluditos
ResponderEliminarQue fuerte este relato, pero son casos que existen y uno se pregunta porque le toca vivir eso a las personas, nunca lo podremos entender a ciencia cieta, tal vez algún karma de vidas anteriores.
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