La rácana
Durante años, Emilia
regentaba un pequeño local de comidas, las cuales eran famosas por su calidad,
su variedad, y sobre todo por el buen precio. Cientos de personas, acudían a
comprar o a probarlas por primera vez, era un reclamo para el pequeño pueblo bordeado
de montañas, que gracias a Emilia se había convertido en un parador turístico.
Cinco amigos, cargando
con sus mochilas, viajaban de ciudad en ciudad, a veces en tren, otras haciendo
autostop, caminando, incluso en algún momento se montaron en un carromato de
feriantes.
Durante ese último
trayecto una vidente quiso leer la mano de la chica pelirroja. De inmediato se
apartó de ella, negándose a hacerlo, la joven se quedaba con la mano abierta
ante el estupor de sus amigos.
Nadie le dio mayor
importancia a ese hecho, todos bajaron del carromato y continuaron hacia aquel
apartado lugar del que todo el mundo hablaba.
Estaban deseando llegar
al puesto de Emilia, probar las famosas empanadas, la boca se les hacía agua
con tan solo pensar que estaban a menos de un kilómetro de distancia, el
cansancio se había esfumado y los pasos cada vez eran más largos y más rápidos.
—¿Sabéis una cosa?, creo
que ya me llega el olor de las empanadas —dijo uno de los jóvenes.
—¡Sí!, lo huelo, que
ricas —grito otro mientras apuraban el paso.
La rácana, que así se
llamaba el local, disponía de nueve mesas alargadas que todos compartían sin
importar si se conocían o no. Tuvieron que esperar al menos cuarenta y cinco
minutos a que alguien se fuese levantando.
Uno por uno fueron
ocupando un puesto entre otros viajantes de distintos países, que al igual que
ellos acudían por la fama y por la especialidad de cocinar un plato que
consideraban único en el mundo.
Se levantaron satisfechos
y llenos después de haber probado lo mejor que habían comido en su vida, las
empanadas tenían un sabor especial, que jamás olvidarían. Con una sonrisa de
satisfacción continuaron su camino, no se dieron cuenta de que la joven
pelirroja no estaba con ellos hasta varios kilómetros alejados del pequeño
pueblo.
La buscaron
incansablemente, ayudados por las autoridades. Llegando a la conclusión que se
habría caído por un barranco.
En casa de la rácana, una
melena pelirroja ondeaba al viento junto con otros miles que cubrían el tejado
del local, mientras Emilia preparaba más empanadas para la llegada de nuevos
viajantes.
Como en el pasodoble o cuplé, "la gitana lo leyó". Muy bueno. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarAy, y aquí qué sucedió! Son dos! Misterio a la orden. Buenísimo. Abrazos Mar!
ResponderEliminarMuito bom, gostei de ler!
ResponderEliminarBoa noite e bom domingo
Beijos
Buen relato, que forma de utilizar los ingredientes. Te mando un beso.
ResponderEliminarHe disfrutado intensamente tu entrada
ResponderEliminarsi hasta me ha llegado el aroma de la empanada
Descubri lo macabro mas tarde que genialidad que eres
EliminarNuevos horizontes de gastronomía. Espero que no se enteren los animalistas veganos y vegetarianos.
ResponderEliminarSi esa es la especialidad del local no hay nada que pueda hacerse. A seguir adelante!
ResponderEliminarSaludos,
J.
so genial story!
ResponderEliminargood entrance then with mystery....
ResponderEliminarexcellent writing as always.....
Thank you for sharing
Hola, muy buena historia, me ha encantado leerla.
ResponderEliminarBesos desde Promesas de Amor, nos leemos.
¡Ay! ¡Qué bueno! Triste el destino de la muchacha... Esa imagen final de la melena ondeando al viento impresiona. Me encantó leerlo. Saludos.
ResponderEliminarOhhh! Menudo final! No dejas de sorprenderme! El nombre del local ya avisa y ya se sabe, quien avisa no es traidor 😉
ResponderEliminarExcelente relato, surpreendente e pleno de emoção.
ResponderEliminarA descricão final é fantástica. Gostei muito. Te felicito!
Un abrazo y buen fin de semana. A.S.