El hombre de la nube

 


El hombre de la nube

Una masa de gotas de agua flotando en el cielo cubría un pueblo casi desierto ubicado en el centro del país.

Aquella masa estaba inmóvil, así llevaba varios días, algo insólito, puesto que el viento del este era tan fuerte que hacía que los árboles se doblegasen como hilos.

Un pueblo abandonado por la mayoría de sus habitantes, hombres y mujeres que buscaban un porvenir en las grandes ciudades. Calles desiertas poco transitadas, solo por algún perro, gato o anciano que se negaba a dejar su tierra.

Muchos años atrás había sido un lugar alegre, con vida, donde los niños jugaban y alborotaban, los lugareños salían al campo a recoger la siembra o a sembrar lo que sería el sustento del resto del año.

Vecinos que se conocían y se ayudaban intercambiando las legumbres, las frutas o verduras por huevos, leche, carne. Una escuela ahora cerrada por falta de esos niños que le daban vida a los campos, a las casas, familias numerosas que salían adelante con poca cosa, pero unidas.

Los niños crecieron, y poco a poco fueron abandonando un pueblo en el cual no percibían futuro, donde el trabajo no les permitía vivir, porque ya no era rentable trabajar el campo o tener animales. Simplemente, los tiempos cambiaban y las nuevas generaciones buscaban su sitio en otras zonas más acordes con sus pensamientos y forma de querer vivir.

Jacinto con su poca vista miraba la nube, quieta, cubriendo todo el pueblo, negra por el interior y de un color gris claro por los bordes. Aquello parecía el fin del mundo, o el fin de su querida aldea. Setenta y dos horas cubriendo el cielo azul de un vecindario desolado, tan solo Jacinto se había negado a dejarlo, allí quería vivir el tiempo que estuviese entre los vivos.

Mirando la inmensa nube, pensaba en su vida, en lo feliz que había sido, junto a su ya difunta Azucena, la mujer más alegre de la tierra, la que siempre tenía una palabra cariñosa y una sonrisa sincera, y con cuatro hijos que ahora estaban desperdigados por el país.

Una foto de un excursionista salió en todos los medios de comunicación de la tierra, la había titulado “El hombre de la nube”, en ella se veía a Jacinto mirando al cielo y a aquella enorme mole como si extendiese un brazo hacia él.

El pueblo jamás volvió a estar abandonado, todos querían ver el lugar de la fotografía. La nube desapareció el mismo día que Jacinto murió.


El hombre de la nube


Comentarios

  1. Hola, muchas gracias por tu relato, me ha gustado mucho y me ha parecido interesante.
    Besos desde Promesas de Amor, nos leemos.

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  2. No he podido dejar de pensar la de gente que muere en unas pocas horas, cuando en unas pocas horas hay un cielo totalmente despejado.

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  3. Qué bonito! Muy significativo, ese lenguaje de símbolos ejerce en mí un poder fantástico. Un abracísimo, Mar!

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  4. Muy bonito relato, tantos pueblos han quedado abandonados en diferentes lugares de la tierra, sus habitantes se fueron en busca de un futuro mejor, me conmovió Jacinto allí solo, también su final, un abrazo, PATRICIA F.

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  5. Bello relato, me dejo intrigada, te mando un beso

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  6. Qué bonita historia, como dice JP, deja buen sabor e intriga.
    Besitos.

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  7. Uma história linda, de um homem que se recusou a abandonar as sua verdadeiras raízes!
    Gostei muito!

    Un buen fin de semana. Abrazos!

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  8. Preciosa historia! Descripción muy bella a la par que nostálgica de tiempos pasados y que todos añoramos, quizás por eso la gente vuelve a ese sitio que ha visto en la foto, no sólo por su belleza sino por todo lo que ella supone. Me ha gustado muchísimo. Un fuerte abrazo, Mar!

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  9. Hola, un relato muy bonito que me ha gustado leer.

    Besos desde Promesas de Amor, nos leemos.

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  10. Muy bonito y nostálgico relato, me hiciste acordar que he leído que en verdad hay muchos pueblos llenos de gente grande, donde no hay niños ni jóvenes. Es muy triste. En verdad los lugares mueren definitivamente cuando ya no hay nadie en ellos, como en tu cuento. Me encantó. Saludos.

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  11. story and image are great.....

    Have a wonderful weekend

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  12. Hola,
    Un precioso relato, gracias por la entrada.
    Besos desde Promesas de Amor, nos leemos.

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