La vieja cuna
—¿Escuchas?,
son las doce y un minuto, ahí está ese ruido, ¿lo escuchas? —los dos se habían quedado
en silencio. Desde la parte baja de la casa, les llegaba el sonido del roce de
madera contra madera, o eso, era lo que pensaban.
—Te
juro que no entiendo, revisé de arriba abajo todo el sótano y allí es imposible
que se escoda alguien. —Roberto, miraba a su mujer, que por momentos se ponía
pálida. Llevaban varias noches sin poder descansar, a pesar de que el sonido
solo duraba uno o dos minutos, aquella situación los tenía en vela gran parte
de la noche.
—¿Por
qué no bajas y lo vuelves a comprobar? —Sara no quería que bajase, sin embargo,
el miedo, el no saber qué había allí abajo, le hizo preguntar, aunque tampoco
deseaba quedarse sola, y por supuesto que ella si estaba segura de que no
bajaría.
—¡Ni
lo sueñes!, ¡vamos!, no bajo al sótano de noche, ni por todo el oro del mundo.
—Se recostó en la cama, no sin antes revisar que la puerta de la habitación
estaba bien atrancada.
—¿Te
acuerdas de lo que siempre decía mi abuela?, pues creo que es ella. —Se
persignó mirando al techo de la habitación y luego a su marido.
—¿Y
realmente es lo que deduces, que es tu abuela la que está haciendo eso?, me
cuesta asimilarlo, tiene que haber alguna otra explicación. —Dijo aquellas
palabras sin demasiado convencimiento, si bien, juntó sus manos como si fuese a
rezar y mirando al techo, murmuró algunas palabras que para Sara fueron
incomprensibles.
—¿Estás
rezando?
—No,
solo quiero descansar una noche completa, ¿realmente supones que es tu abuela?
En
ese momento reinó un silencio que todavía les producía más terror. Ambos se
miraron y se agarraron de las manos, sentados en la cama, miraban hacia la
puerta, no sabían que esperar, pero de lo que si estaban seguros era de que no
aguardaban nada bueno, cualquier noche, esa puerta se abriría y el misterio se
resolvería.
—Es
lo único que tiene sentido, mi abuela siempre decía, que daría señal de que
había llegado a un nuevo mundo, a otra dimensión y que nos lo haría saber.
—Miraba a su marido, esperando que la sacase de lo que reflexionaba en voz
alta, de que le dijese que eso imposible.
—¡Dios
mío!, tu familia es un poco rara, a quien se le ocurre decir eso. Solo podremos
salir de esta situación si ambos bajamos al sótano.
Ella
se quedó con la mirada perdida en la puerta, para luego mirar a su marido.
—¡Vamos!,
si es mi abuela, no nos hará daño, y si es otra cosa la descubriremos juntos.
Esta situación no puede seguir así, o acabaremos locos.
Bajaron
las escaleras que llevaban a la parte baja de la casa. Él, con un cuchillo
jamonero y ella, con una linterna, sabía que siempre se iba la luz en
situaciones similares. No eran demasiadas escaleras, lo cierto era que no se
apuraban demasiado, de paso en paso se paraban y se miraban.
Al
llegar al último escalón, un gato gris saltó de la vieja cuna, la cual comenzó
a balancearse mientras rozaba contra el mueble contiguo.
Después de aquello podrían adoptar al gato y quemar la cuna. O conservar la cuna y quemar...
ResponderEliminar😂😂😂
Eliminar¡Ja, ja, ja! En tensión me has tenido hasta el final.
ResponderEliminarUy me encanta , me sorprendió el final te mando un beso.
ResponderEliminarGenial relato me sorprendió te mando un beso.
ResponderEliminarJajajaja ahora sí fue al revés, tensión total para después, un lindo gatito 😂. Gracias Mar por este momento, abrazos!
ResponderEliminarread your story makes me surprise... as always....
ResponderEliminar# Happy December
Bien podrían poner en venta la casa e irse a la otra punta del país...
ResponderEliminarSaludos,
J.
Así son los miedos, más nuestros que reales. Como la voz que escuchaban sobre el tejado una pareja recién casada: "os afeito", "os afeito". Les gustaba la casa pero pensaban que tenían que que dejarla. Hasta que el hombre se envalentó y subió al tejado, y para sus sorpresa, la rama de una palmera rozaba movida por el viento el tejado, y emitía el tenebroso: "os afeito". Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarhaha i really thought that is was a ghost!
ResponderEliminarHola, menudo susto se han llevado, pero vamos, que soy yo y no bajo ni aunque mi vida dependiera de ello, así de miedosa soy.
ResponderEliminarBesos desde Promesas de Amor, nos leemos.
Muy interesante, me tuvo atrapado todo el texto y excelente el final, abrazo!!
ResponderEliminarInteresante relato. Me atrapó y su desenlace me gustó mucho. Te dejo un abrazo y te deseo unas felices fiestas.
ResponderEliminarYa te lo han dicho. Qué tensión por dios!!! Me alegra mucho que fuera un gato. Como el miedo es sugestión y la realidad suele ser más sencilla que las películas de terror fantasmal.
ResponderEliminarSolo quiero compartir esto aquí,
ResponderEliminarMe diagnosticaron cáncer de mama en etapa 3 en agosto de 2010. Un amigo valioso me habló sobre el Centro Herbal Dr. Itua en África Occidental. Ella me dio su número de teléfono y dirección de correo electrónico. Rápidamente lo contacté para garantizar que sus medicinas a base de hierbas curarán mi cáncer y me curaré para siempre. Dije que está bien. Le pregunto cuál es el proceso de curación, me pide que pague los honorarios que hice y dentro de los 7 días hábiles me envió el medicina a base de hierbas y luego me preguntó Le conté a mi amigo Gómez sobre la droga a base de hierbas para que me diera para ir a beberla. Entonces, después de beber durante dos semanas, me curé, estoy muy agradecida y prometo que lo haré. Se lo recomiendo a cualquiera que tenga cáncer y eso que estoy haciendo. Medicina a base de hierbas El Dr. Itua me hace creer que hay esperanza para las personas con todo tipo de enfermedades o que necesitan medicinas a base de hierbas para la enfermedad. Aquí está su información de contacto [Correo electrónico ... drituaherbalcenter@gmail.com. Web: www.drituaherbalcenter.com.
Gracias una vez más administrador del blog.